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sábado, 19 de mayo de 2012

66 - Entre el dolor y el amor (la adolescencia, un camino mortífero)



Por: Calos Enrique Correa Lagos, estudiante de la universidad Unab-Cue, 16 de mayo de 2012.

Primeramente este es un escrito que abre el trabajo en el pre-cartel psicoanalítico titulado “El adolescente de Hoy” que como fin tiene dar una mirada diferente este fenómeno desde psicoanálisis. El tema que del que se va a hablar a continuación nace de la inquietud o como se podría llamar también del interés por saber de algo muy hablado socialmente pero desconocido y enigmático a nivel individual y psíquico, se trata de LA ADOLESCENCIA y más exactamente del adolescente.
La adolescencia es el periodo de vida comprendido aproximadamente entre los 10 y 20 años, cuando una persona se transforma de niño en adulto. Esto implica no solamente los cambios físicos de un cuerpo en maduración, sino también muchos cambios cognoscitivos y socio-emocionales. Morris (2005).
Teniendo en cuenta que el dato de la edad no es fijo y varía de acuerdo con cada adolescente se puede suponer que hay cambios en esta etapa de la vida humana. Esos cambios se creen evidentes muchas veces, pero lo que se suele encontrar es un sin lugar tanto en lo físico como en lo psíquico, agregándole a esto un encuentro que se torna violento como desacomodado muchas veces, con lo sexual.
Aquí es donde se expone la intención de este escrito que va más allá de una mera descripción de la adolescencia por parte de la psicología que la ve como una etapa del desarrollo o como se citó anteriormente un periodo de vida. Lo que se trabajará es un más allá de la adolescencia mirándola desde el psicoanálisis que se detiene en el sujeto y su mundo propio.
Vale decir en este punto que lo que se dirá son análisis que conciernen al individuo sin la tendencia a generalizar. De nada valen datos o el “todos” a la hora de escuchar a un adolescente o a sus padres que también sufren este periodo de existencia igual o un poco más que el mismo sujeto, esto abría que verlo desde toda su trama, y acercarse a entender qué es lo que lo configura o lo describe como adolescente, entonces ¿qué es un adolescente finalmente?:
Se encuentra entonces en el diccionario de nuestra lengua que es una persona que está en la adolescencia y ella (la adolescencia) es la “Edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo”. http://buscon.rae.es/draeI/
Se refiere entonces con esta definición solamente el desarrollo del organismo, y como se puede evidenciar la complejidad del adolescente no radica únicamente en su cuerpo, pues se pensaría que tanto el niño como el adulto tendrían complicaciones en ese aspecto, es decir, que desde ahora se deja a un lado que la adolescencia tenga su núcleo conflictivo en el cuerpo, no negándole su incidencia, pero lo que aquí importa es verdaderamente lo que pasa con su psiquis, con su alma, con su inconsciente.[1]
Entonces de acuerdo con lo anterior:
Cada uno de ellos llega al desarrollo de su capacidad sexual y a las manifestaciones sexuales secundarias con una historia personal, que incluye un patrón personal en la organización de las defensas contra diversos tipos de ansiedad. Winnicott (1960)
Aquí se entra a un campo bastante amplio relacionado con lo humano enteramente y es lo sexual, la sexualidad que siguiendo a Freud en la psicología de las masas y el análisis del yo dice:
La mayoría de los hombres <> han visto este bautismo como un ultraje; su venganza fue fulminar contra el psicoanálisis el reproche de <>. Quien tenga a la sexualidad por algo vergonzoso y denigrante para la naturaleza humana es libre de servirse de las expresiones más encumbradas de <> y <> […] No puedo hallar motivo alguno para avergonzarme de la sexualidad; la palabra griega <>, con la que quiere mitigar el desdoro, en definitiva no es sino la traducción de nuestra palabra alemana <> {amor}. Freud (1921).
Entonces entendiendo por el momento ese concepto tan relacionado con todo y en especial con el adolescente se dará cuenta de que el amor de acuerdo con la vivencia subjetiva de la sexualidad, también falla, ya más adelante se ampliará esta idea.
Otro tema que concierne al adolescente de sexo femenino o masculino es su relación con el otro y especialmente con sus padres pues:  
Para el niño pequeño los padres son, al principio, la única autoridad y la fuente de toda fe. El deseo más intenso y decisivo de esos años infantiles es el de llegar a parecérseles -es decir, al progenitor del propio sexo-; el deseo de llegar a ser grande, como el padre y la madre. Freud (1908).
El niño ve en sus padres todo lo que quiere ser, y aquí se habla de identificación, pero esto cambia de manera radical en el adolescente pues no quiere llegar a ser como ellos, además pareciera que le estorbaran para llegar a cumplir con su deseo que es abrirle camino a todas las demandas pulsionales que la vida anímica le impone:
Sabemos que el principio del placer corresponde a un funcionamiento primario del aparato anímico y que es inútil, y hasta peligroso en alto grado, para la autoafirmación del organismo frente a las dificultades del mundo exterior. Bajo el influjo del instinto de conservación del yo queda sustituido el principio de placer por el principio de realidad, que sin abandonar el propósito de una final consecución del placer, exige y logra el aplazamiento de la satisfacción y el renunciamiento a algunas de las posibilidades de alcanzarla, y nos fuerza a aceptar pacientemente el displacer durante el largo rodeo necesario para llegar al placer. Freud (1920).
Con todo esto mirar la adolescencia y al adolescente desde su complejidad no es una tarea fácil, se hace necesario entonces especular en este aspecto. El adolescente no es un niño que dependa y se relacione afectivamente con sus padres, pero tampoco es un adulto que pueda hacer cosas con la libertad suficiente, (aunque ahora los hechos pongan esto en duda), sino que está en una especie de limbo tanto físico como psíquico, como se dijo antes no tiene lugar, ya que es arrancado de la comodidad del niño y lanzado a una expectativa del adulto sin llegar a serlo y allí se pensaría que radica parte de su angustia, y leyéndolo desde el principio del placer que en su más temprana experiencia lo vivió, ahora se ve abocado a aplazar de nuevo las demandas de satisfacción y aceptar un aplazamiento de sus pulsiones a la espera de cumplir con los retoños, parcialmente.
Ante este desacomodamiento de lo que estaba establecido y el empuje con su ser a la sociedad que tiene que enfrentar, cada adolescente el resultado es, sin el objetivo de generalizar, una confusión y un estar perdido.
Se dijo anteriormente que su sexualidad falla, y es que ya no es el vínculo afectivo inconsciente con sus padres que traía seguridad, ya es un enfrentamiento con lo real de la sexualidad y más exactamente con el acto sexual donde:
En consecuencia, los miedos e inseguridades que generan las diversas exploraciones sexuales van a ser bloqueados por el uso de drogas –en algunos casos- […] Su utilización de manera indiscriminada genera un efecto deletéreo para la vida anímica de los adolescentes. Cao M. (1997).
Ese efecto venenoso y mortífero sería fruto del encuentro con lo real del sexo del que hay que escapar, pues además es nuevo y debe de ser distorsionado con el uso de drogas como la marihuana, el alcohol, la cocaína o la gran variedad de desconectores de la realidad que existen.
Siendo consecuentes y coherentes con lo que se expone y con el trato que se le está dando a la sexualidad en este texto se tendría que decir que tanto la sexualidad genital como la sexualidad en todo su amplio campo del amor, tambalea en la adolescencia, pues en la primera, el encuentro conlleva angustia, miedo y todo un conjunto de afectos, y en la segunda todo en esta experiencia no se ubica, lo que demanda de parte del yo otras investiduras de objeto narcisista, Es por eso que:
El abordaje de la sexualidad genital desata una serie de vicisitudes en el registro narcisista adolescente. Esta serie se articula de acuerdo a la significación que se lleve a cabo en torno de las vivencias experimentadas (satisfacción o insatisfacción, éxito o fracaso, etc.), y de sus consecuencias prácticas (desenvoltura o inhibición, evitación o compulsión, etc.). De este modo, la sinergia que se desprenda de la combinación entre la vivencia y accionar va a delinear los diversos posicionamientos subjetivos que irán adoptando los adolescentes en ocasión de este nuevo suceso. Cao M (1997).
Terminando esta exposición del mundo subjetivo del adolescente y yendo más allá de la simple observación de los cambios físicos se puede decir que para cada quien esta experiencia se conforma de una manera particular, no hay un adolescente repetido, que se viva así mismo igual a otro, la adolescencia es sufrida individualmente y por ese camino va todo su cauce. Se termina entonces esta introducción al trabajo de pre-cartel esperando avanzar en la discusión y la elaboración.
 
Bibliografía
- Morris, C. (2005). Psicología. Editorial: Pearson Educación de México, S.A. México.
- DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA - Vigésima segunda edición, extraído de http://buscon.rae.es/draeI/ el 16 de mayo de 2012.
-  Winnicott, D. (1960) La adolescencia extraído de www.tuanalista.com  el 9 de mayo de 2012.
- Freud, S. (1921) La psicología de las masas y el análisis del yo. Editorial: Amorrortu Editores, Argentina.
- Freud, S. (1908). La Novela Familiar del Neurótico. Extraído de www.tuanalista.com el 21 de agosto del 2010.
- Freud, S. (1920). Más Allá del Principio del Placer. Editorial: Hyspamerica ediciones Argentina. S.A. Argentina.
- Cao. M (1997). La sexualidad adolescente en el nuevo milenio (parte 1) extraido de www.tuanalista.com extraido el 15 de mayo del 2012.
 
Carlos Enrique Correa - psicólogo