Entrevista dada por Carlos
Enrique Correa Lagos a Kely Johanna en la tarde de Vidas un programa dedicado a
que la gente común cuente sus historias.
K: Buenas tardes Dr Carlos
Enrique, le agradezco su presencia en nuestro programa. Tengo entendido que es
usted psicológo desde septiembre del 2012, mis apuntes dicen que su tesis de
pregrado se titula Influencia de los lazos familiares en el sujeto toxicómano
de la fundación “familiar” el faro tebaida Quindío. También que trabajó por
dos años en el Centro de Atención en Drogadicción (Ct) Familiar Escuela de Amor
de la Fundación Hernán Mejía Mejía y que actualmente está trabajando en un
Centro Vida con personas mayores de la misma Fundación y finalmente también
ahora estudia una Maestría en Cultura y Droga con el tema del consumo del
bazuco. Ahí está con ustedes Carlos Enrique, un aplauso.
C: Buenas tardes Kely, sí
eso llevo hecho, es un recorrido en solo una década más o menos.
K: Esta tarde tendremos la
oportunidad de conocer a kike, ese adolescente que me dijo que fue al que le
pasó todo eso, y que es la razón de que usted esté en vidas. ¿Le puedo decir
Carlos, sin el doctor, para entrar en confianza?
C: Desde que soy psicólogo e
hice mi proceso de formación procuro que la gente siga su deseo, desde mis
pacientes; pues es mi labor, hasta todo el que me rodea. Y esta entrevista no
puede ser la excepción. Bueno, pero en esta entrevista seré kike, así que voy a
sentirlo para poder devolverme.
K: Eso lo tomaré como un sí,
y voy a seguir mi deseo de entrevistarlo a usted.
C: jajaja gracias, es un
orgullo para mí estar sentado frente a una mujer bonita preguntándome sobre mi
vida, pues soy un poco malo para hablar de mí.
K: En las clases de periodismo
nos entrenaban para no intimidarnos frente a los entrevistados, ya entiendo lo
complicado que se hace. Pero bueno Carlos, ¿nos puede hablar quién es usted?
C: Eso es una pregunta que
me hicieron en la fundación faro para entrar al puesto de psicólogo, y yo
después de ver lo que ha sido mi vida, dije: Soy un guerrero, y ahora pienso
que como mis padres.
K: ¿Por qué un guerrero?
C: Por lo que ha sido mi
vida, sólo un guerrero puede estar en una o muchas batallas y salir triunfador,
para mí eso es lo que caracteriza a un guerrero.
K: Estoy de acuerdo con esa
definición de guerrero. ¿De qué batallas ha salido trinfador?
C: Bueno de varias, pero la
principal es de un accidente, que pudo ser o no pudo ser un ataque, bueno ya no
hay sentido en volver a pensarlo así, pues lo cierto es que pasó y ya.
K: Ajá… nos puede hablar de
ese accidente o ataqué.
C: Bueno yo lo prefiero
llamar accidente porque pensar en el ataque es muy pesado. Sí, fue un tiro en
la cabeza hace aproximadamente 12 años.
K: ¿Un tiro en la cabeza? Ajjj!
C: Sí, un tiro en la cabeza
con un arma hechiza calibre 22, una bala pequeña por suerte.
K: Bueno cualquiera que lo
vea pensará en otra cosa y no en algo tan traumático.
C: Sí, bueno en este lapso
de 12 años las personas me preguntan que si fue un accidente en una moto, una trombosis
o algo así. Y… años atrás, montaba en la moto de mi papá, una 80, y menos mal
no fue una trombosis, creo que la rabia no lo deja seguir a uno adelante.
K: ¿Rabia?
C: Sí, creo que todos los
seres humanos tenemos una dosis de rabia, que se hace más grande con las
injusticias, y una trombosis es muy azaroza, no hay a dónde poner la culpa, y
eso es lo que caracteriza a un resentido y un rabioso.
K: Creo entender, pero síganos
contando Carlos.
C: Le voy a contar para
hacer público y que quede en el tiempo y en esta entrevista, pues Vidas me
suena a una canción de Ricardo Arjona titulada Vida, que ha marcado esta
historia y que es muy profunda, se las recomiendo. Todo comenzó en una tarde
lluviosa del año 2003, a mediados, el 5 de julio. Yo llegué de mercar con mi
mamá, en ese tiempo tenía yo como 15 años y era un rebelde del comienzo de
siglo, me gustaba el pelo largo, las camisas a cuadros, los tenis croydon, me
ponía uno rojo, y otro blanco o azul, usaba jeans rotos, y mucho más. Mi papá cuando yo tenía 13 se fue para España
a buscar mejores condiciones económicas y a mí me dio muy duro eso, no lo
aceptaba. Mi mamá se quedó conmigo en un barrio de Armenia, Quindío, Colombia. Donde
tuve mis años felices, sin celulares y con mucho fútbol. Bueno sigo, le pido Kely
que no me deje salir del camino porque comienzo a hablar de otras cosas. Bien,
era un día lluvioso, y le dije a mi mamá que iba a ir a donde poncio, un amigo
de ese tiempo que me acompañó en días duros. Toqué en su casa y estaba solo.
Días antes, como 15, no me acuerdo, me habían robado unos tenis Adidas Country
rojos muy bonitos y mi gorra, yo estaba desordenado, pues con ese amigo me
estaba yendo por un camino malo, él practicaba satanismo, entre otras cosas más.
Él fue un diablo disfrazado de ángel, se mostró como no consumidor ante mi mamá
y ante mí, y sentía un respaldo adolescente en él. Pero eso cambió.
Iba en el robo, detrás de mi
apareció un man con una máscara de halloween y un cuchillo grandísimo que me
puso en el cuello y me dijo – marica páseme todo lo que tenga – y yo me quité
los tenis y me arrebató la gorra y se fue.
Después de eso yo quedé muy
ofendido y bajé a la casa me cambié de gorra, de zapatos, me puse una chaqueta
y me metí un machete en la manga, y dejé a mi mamá llorando y asustada en la
casa. Me encontré a cheche un amigo que lo mató la guerrilla hace unos años
siendo policía o soldado. Bien, llegué a donde unos manes estaban consumiendo
bazuco y no estaba el “mellizo” que según eso fue el ladrón. Yo en ese tiempo
estaba muy desordenado a causa del duelo que le estaba haciendo a mi papá, mi
mamá trabajaba mucho y yo estaba solo, o con poncio. De repente como cualquier
proceso de un adicto me veía consumiendo marihuana, que no me gusto, el perico
me daba miedo e impresión, pero en ese tiempo en el barrio estaba de moda en
consumo de sacol, de solución para pegar zapatos y a eso me volví adicto por
menos de un año. Ya me veía tarde entrando a la casa, sentándome solo en un
sendero alucinando, y relacionándome con chispun que los fabricaba poncio. Conocí
algunas armas y ya eso no era normal para un adolescente de buena familia y
principios.
Toqué en la casa de poncio y
él estaba solo como consumiendo sacol, me dijo, kike mire la cama de mi pieza
que ahí hay algo que le va a gustar, y yo pasé. Ví un arma casera, el hechizo y
le pregunté, -uy marica y eso para qué es- y me dijo –el arma para matar al
chino que lo robó, ya sé cuál es- y me pintó el plan, me dijo –esos chinos se
hacen a meter bazuco en la cancha, y yo ahí le apunto y me lo bajo-, algo en lo
que tenía experiencia, pues recuerdo que él odiaba a un man y le había pegado
un tiro con una escopeta del mismo calibre. Bueno yo cogí el arma y le metí una
bala de las que no estaban cianuradas, pues él decía que eran mejor con ese
veneno porque mataba en 10 segundos a la persona. Cogí el hechizo para probar
la bala que no quedara suelta porque era peligroso que se explotara en la mano
al dispararlo. Se lo pasé a él que estaba en un metro y medio, me dí la vuelta
para coger un plomo porque también estaba fabricando chispun y Pumm!!!.
He contado esto muchas veces
con sentimiento, pues recuerdo que cuando estaba en la comunidad con adictos lo
conté y me dieron ganas de llorar, porque además estaba haciendo la mímica.
Aquí es donde digo que no sé si él me apuntó o se le disparó, aunque él vio que
metí la bala. Yo me puse derecho y me volteé y le dije –uy marica poncio ¿usted
me pegó ese tiro?, mucho hijueputa!! Ahora yo que le voy a decir a mi mamá!,
akj! Nooo! Me chorreaba sangre y no me daba cuenta, sólo salí al patio y me
maree por la pérdida de sangre. Y él no salía de esa pieza. Yo le dije – poncio
malparido ¿es que me va a dejar morir aquí o qué?- ahora que lo vuelvo a
relatar siento que hay muchos indicios de que fue con culpa, pues de no ser
así, me hubiera ayudado ahí mismo, pues habían motivos para querer matarme, él
me envidiaba, porque yo tenía cosas que él no tenía entre otras cosas más, y
bueno él era malo en ese tiempo. De otro lado está el pensamiento de que es muy
exagerado el hecho, pues sólo alguien con el alma muy negra lo haría.
En fin… no hay motivo para
resolver eso, ya no. Lo cierto es que cuando salió de la pieza me dijo –no le
vaya a decir a nadie, ni a su mamá ni a nadie- él se veía desesperado, y yo le
dije –no, no… pero lléveme al hospital rápido que me voy a morir-, Le monté el
brazo por encima del hombro y salimos a la calle, como que él dejó las llaves
donde una vecina y salimos a la plazoleta donde no había nadie, ni una vieja
chismosa que le contara a mi mamá, sólo un señor de las parábolicas, familiar
de juliana, una niña muy linda del barrio. Nada que pasaba el taxi y se vió uno
que venía y apenas me vio chorreando sangre dijo –no, no, no! A ese muchacho no
me lo vayan a subir al taxi que me ensucia los tapetes!- y poncio le dijo unas
groserías y me subieron. En el taxi ya se me estaba yendo el mundo y poncio me
decía –no se me vaya a morir kike!- y a mí se me iba el mundo, llegamos a lo
que en ese tiempo era el hospital del sur por madre Marcelina y me montaron en
una camilla, hasta ahí me acuerdo.
K: Es muy impresionante su
testimonio kike (asombro).
C: Me llamó kike, quiere
decir que sí la toqué con mi vida. Se podrá imaginar la llamada a mi mamá del
hospital –señora acá llegó su hijo con un tiro en la cabeza-, la fase de
negación fue obvia. Pues éramos dos niños. La noticia a mi papá en España, y a
mis dos familias. Todos se unieron demasiado en cadenas de oración, yo me iba a
morir, fueron ocho días en coma, los doctores decían que si yo quedaba vivo
quedaría como un vegetal, o pegando unos gritos impresionantes por no poder
comunicarme, me aplicaron los santos óleos, dos meses en el hospital y quede
sin poder hablar por la traqueotomía, con un ojo cerrado, la cabeza para un
lado y en silla de ruedas. Me levanté en el cuarto piso del hospital sin saber
muy bien qué había pasado. Estuve en la Uci con todos mis familiares y gente
conocida llorando, mi madre estaba que moría, a pesar de su fuerza todo estaba
en contra, no queda sino la fuerza de Dios… en este momento tengo una especie
de nostalgia al recordarlo, me llorosean los ojos, fue mucho dolor, yo soy único
hijo Kely y sabrá usted cuál es el dolor de una madre, yo todavía no lo
dimensiono. Lo que puedo decir es que mi madre es un ángel y mi padre un
guerrero que heredé. Todo en ese momento fue confusión en mi mente. No me podía
mover! Me picaba la espalda y no me podía rascar ni comunicar muy bien. Mi mamá
me mostró un celular y yo como pude le dije –cuidelo-, ah! hubo un momento
después de que desperté que el Doctor Oviedo, un señor neurólogo, quien en
manos de Dios me salvó la vida, un día como no estaba hablando por la traqueotomía
los otros doctores que me veían dijeron que si no comia les tocaría hacerme
un hueco en el costado de mi cuerpo para ponerme una maya y poder hacer mis
necesidades por ahí. Me acuerdo la sensación con una sonda muy fastidiosa por
la que me daban la comida. El dr Oviedo dijo que eso era posible, pero que esperáramos,
que me dieran agua con un gotero para ver si tragaba y me pasaron una manzana y
la mastiqué y trague, fue una felicidad para todos.
K: Hasta aquí nos tiene a
todos en silencio, es verdaderamente asombroso que usted esté contando esto, en
esa silla con la soltura que lo hace.
C: Sí Kely, hace rato no lo
contaba así de detalladamente y ahora salen muchos sentimientos, es algo duro
de vivir y de pasar, sentirse en el fondo y volver a comenzar. Déjeme le termino la historia.
K: Bueno señor.
C: Después de estar en silla
de ruedas, a los dos meses me llevaron a mi casa en la patria, me bajaron en
una ambulancia con la sirena encendida, me cargo Alfredo y me pusieron en una
silla como un muñeco. Esto fue duro, yo había sido un chico popular en ese
barrio, estaba conquistando niñas y verme en ese estado fue muy duro, se puede
imaginar usted qué fue lo que pasó con mi autoestima. Comenzó desde ese momento
un trabajo de recuperación, el flaco me ayudó mucho con las terapias, me tocó
volver a aprender a caminar, volver a aprender a comer, a ir al baño, a ver!,
recuerdo que como la bala entró en la parte parieto-occipital me afectó la
vista, yo veía como un televisor cuando se daña y comienzan a pasar líneas negras
anchas para abajo, así veía yo. Bueno, después me veo en la cama de la patria
donde mi tía nana, con janet y todos al lado mío, me hacían reir y comenzaba mi
vida otra vez. Un adolescente ya era mayor de edad, me aterraba porque me
estaban saliendo muchos pelos en las piernas, bigote y todos los cambios de esa
etapa, fue algo sorpresivo para mí. Me veía en el espejo muy diferente con un
accidente de ese tamaño que me había pasado por encima. No vi nada en coma, lo
cierto es que me devolvieron, los ángeles y Dios. No era mi hora, tenía que
hacer algo primero en la tierra, vivir el resto de vida.
K: Dios es muy grande
Carlos, él es el que solamente puede ser obrero de lo que vivió usted, que es
un milagro viviente.
C: Eso me dice Menta, una
amiga que conocí en un bus y fue una unión espiritual inmediata, le conté más o
menos lo que ustedes están sabiendo. Recuerdo que una vez que estaba caminando,
aprendiendo a caminar, me caí y mi mamá soltó en llanto, y yo dije –hijueputa! No
soy capaz! Yo me rindo- en este momento asoman las lágrimas otra vez, y mi tía
nana me dijo –usted es que es bobo! No señor! Tiene que levantarse e intentarlo
otra vez!- ese regaño me trajo a la realidad, esa lágrima del ojo derecho lo
dice, mi tía me salvó la vida en ese momento, y me dijo, siga!, se lo agradeceré
toda la vida, si está viendo este programa tía, le doy gracias de nuevo, porque
por usted, puedo decir que salí adelante, mi madre no tuvo las fuerzas
suficientes y yo la comprendo, pues a un hijo discapacitado es difícil decirle
que no.
K: Verlo llorar, nos hace
llorar a todos también, es usted un héroe. Un aplauso!
C: Cuando me dice eso me
hace acordar de mi grado del colegio, donde mis padres me dedicaron esa canción
y no paré de llorar, y ahora apenas puedo hablar, esa canción me atraviesa por
unas cuatro vidas más. Este sentimiento no lo voy a superar, pues es sano
sentirlo. Me perdonan que llore tanto, es una herida que se me hizo en la vida
y ustedes me la recordaron.
K: Perdónenos a nosotros que
nos estamos quedando con un pedazo de su vida y lloramos también, tranquilo que
los héroes también lloran, aquí una clara muestra.
C: Gracias, pienso que todos
lo somos de una u otra manera. Bueno, lo de mi tía fue gigante. Después cuando
comencé a salir, las niñas que antes me gustaban. Fue de muchos complejos. Hice
mucha terapia y aún hago ejercicios en un gimnasio que tengo en mi casa. Ufff,
entrar al colegio, quedé en decimo, un décimo muy mal en ese tiempo. Entonces entré
al colegio donde enseña mi mamá y me tocaba andar pegado de las paredes,
comencé a leer a escribir, mi mamá me aplicó las cápsulas mnemotécnicas y fue
un logro para mi desarrollo intelectual, era diestro y esa mano fue la que me
afecto el accidente hasta el presente, en el pie tengo una férula y con la mano
no puedo tener motricidad fina, así que me tocó aprender a escribir con la mano
izquierda, un compañero de la maestría me dijo, usted es mi ídolo, jajaja
cuando le conté lo de la mano, los años de colegio fueron duros, pues yo en mi
colegio era el chino embarrada y ahora, era un discapacitado en un salón de
clase de un colegio público, nada fácil. Seguí y terminé mi bachillerato. ¿Qué
iba a estudiar?, bueno a mí me gustaba la psicología por algo que me habían
nombrado y puesto a leer unos amigos que era la gnosis y la metafísica. Mis
padres me averiguaron la Unab-Alexander Von Humboldt y allí entré, con
dificultades todavía para moverme, me acuerdo las clases de psicoanálisis con
el profesor Ricardo Iván, complicadas, en el primer corte saqué 2.2 y allí me
dí cuenta que el psicoanálisis por la dificultad que representaba para mí era
apasionante. Así fue mi inicio en la Universidad, pensar para realizar un
ensayo sin saber leer muy bien, la Represion! Jajaja los que estuvieron en ese
tiempo saben de qué hablo jajaja. Bueno y ese fue mi inicio en la universidad,
tendría que darme otra entrevista Kely para contarle ese otro pedazo, no nos
alcanza el tiempo ahora.
K: jajaja es cierto, y será
igual de interesante esa otra historia, bueno Carlos, le puedo preguntar qué
aprendió de ese accidente?
C: Muy buena pregunta, yo
hablo de AK/DK antes y después de kike, sigo siendo kike, ahora mayor, maduro y
con muchas cosas por delante. Aprendí a saber lo valiosa que es la vida, que
apresurarse a morir no es correcto. Que hay que agradecer por la respiración,
yo no respiré por mí mismo durante mucho tiempo, que hay algo inmenso que
ustedes lo pueden llamar como quieran, para mí es Dios, y no tiene nada que ver
con religión, yo siendo cristiano, católico, hindú o ateo creería en quien me
salvó la vida, me la devolvió mejor dicho. Aprendí también a ser humilde, pues
cuando se ha perdido todo, no hay de que aparentar. Aprendí después de un
psicoanálisis que fue el que me trajo de los complejos y me tiene la autoestima
donde se encuentra ahora, que nadie lo odia a uno más que uno mismo y que
perdonarse es gigante. Ahora puedo decirle a ese kike de 15 años, lo perdono
hermano, ni usted, ni nadie tuvo la culpa de esto, pues fue un reto de vida y
muerte. Aprendí a no acomplejarme de mi mismo, que dormimos con el mayor juez
individual. Tendría que hablar mucho de mi psicoanálisis para que comprendan
quien les habla, el psicólogo Carlos Enrique Correa Lagos, y eso daría para
otra entrevista, en resumen no dimensiono lo que he aprendido.
K: jajaja ya llevamos dos
entrevistas más, usted tiene mucho para contar, de eso estoy segura.
C: Sí, la vida me ha dado
mucho material.
K: Doctor Carlos Enrique
Correa Lagos, muchas Gracias por concederme esta entrevista en el programa
Vidas, es usted una persona increíble, le gustaría regalarnos unas últimas
palabras para cerrar el programa
C: Claro que si Kely, bueno a
todos los que están viendo esta entrevista les digo que no hay por qué
derrotarse, ustedes lo tienen todo para arrasar con el mundo, no se dejen
vencer de sus miedos, mírenlos a la cara y sigan, la vida es un instante y disfrútenla
porque no saben cuándo se puede salir de sus manos, muchas gracias por verme,
escucharme y espero verme con ustedes en el camino de la vida, gracias a usted
Kely, muy agradable su entrevista.
K: Con gusto y otro
agradecimiento inmenso para usted Carlos por haber desnudado su alma. A la
audiencia espero hayan aprendido y seguiremos en Vidas, hasta mañana.