Contacto:

Consulta Clínica particular
Calle 17 Entre Carreras 14 y 13 Edificio de la Calle Real - Armenia, Quindío, Colombia
Celular: 3122921369
E-mail: Psiquik@gmail.com
Facebook: https://www.facebook.com/Psicoterapiaarmenia/
Skype: carlos.enrique.correa.lagos1
Linkedin: http://www.linkedin.com/profile/view?id=217738370&trk=nav_responsive_tab_profile
Twitter: @carlospsiquik



lunes, 27 de junio de 2016

118 - EDIPO Y EL PADRE - EL PAPEL ESENCIAL DEL PADRE “No todo se ha perdido”


EDIPO Y EL PADRE*

Ya habiendo tocado lo referente al padre para comenzar, desde lo social y lo individual, se sabe que en la estructura familiar un padre sin familia es apenas un hombre, al padre lo construye y le da tal estatuto es la familia, y dentro de la familia, la madre y el o los hijos.

En este punto es fundamental dirigir la mirada y explayarla hacia la estructura primaria de la sociedad, para luego detenerse en lo que el psicoanálisis, el padre y los demás tienen como función en ella.

Con Edipo y el Padre, Freud construye a partir de lo simbólico la trama familiar y habla de la tragedia griega escrita por Sófocles para mostrar la relación con la verdad no sabida y velada por el inconsciente. El mito de Edipo Rey tomado por Freud habla de una tragedia consumada a partir de la ignorancia, es apresurado simplificar este evento diciendo “el hijo se enamora de la madre y quiere matar al padre” o al contrario en la niña “la niña se enamora del padre y odia a la madre”, esto es más profundo y complejo porque justamente es inconsciente, se verá la razón a continuación citando el mito de Sófocles.
Para iniciar el primer relato del libro cuenta:

Delante del palacio de Edipo, en Tebas. Un grupo de ancianos y de jóvenes están sentados en las gradas del altar, en actitud suplicante, portando ramas de olivo. El sacerdote de Zeus se adelanta solo hacia el palacio. Edipo sale seguido de dos ayudantes y contempla al grupo en silencio. Después les dirige la palabra” (Sofocles (SA) P. 3)

Aquí se percibe el suspenso propio de una tragedia, y es que Edipo describe además de un complejo, una tragedia que afecta a todo el reino, es por eso que acuden a él ancianos y jóvenes, para suplicarle que hiciera algo por ellos. La palabra que les dirige es una pregunta: ¿Cuál es la causa de que estéis así ante mí?, ¿el temor, o el ruego? Piensa que yo querría ayudarlos en todo. Sería insensible, si no me compadeciera ante semejante actitud. (Ibid)

Con esto se puede notar lo inconsciente, lo que habita detrás de los velos y que marcó en Edipo su tragedia, él no sabía y en posición de rey debía resolver la maldición que había caído ante su reino. Desde allí entonces comienza el relato de Sófocles a exponer la trama.
Es importante leer el texto completo, además que es corto, para entender toda la tragedia, sin embargo aquí se extraerá lo fundamental con el fin de dar una introducción propia a lo que significa el Complejo de Edipo desde el mito original para luego entrar en la conceptualización desde el psicoanálisis.

Todo esto es atravesado por el oráculo, un grupo de sacerdotisas que adivinaban el futuro y presagiaban los hechos venideros, y así fue que Layo y Yocasta futuros padres de Edipo mandaron a consultar el oráculo y la comunicación fue que no podían tener hijos porque un hijo varón iba a matar a Layo. Pasó el tiempo y Layo embriagado tuvo sexo con Yocasta que quedó embarazada consciente de que los dos tendrían que matar a ese hijo; nació él, y no lo mataron por sus propias manos, sino que enviaron a un sirviente a que lo hiciera, él no pudo por piedad y a cambio de eso lo arrojó por un lugar desolado y fue recogido por un hombre y llevado a otro palacio donde creció y se volvió caballero.

Hasta aquí lo que sucedió con ese hijo, fue expulsado de la realidad hacia la muerte, pero dejado en manos del destino.

Lo que sigue al pasar el tiempo fue la tragedia:

[habla el Rey Edipo recordando lo que sucedió, viéndose confrontado por el sacerdote de Zeus y Tiresias el adivino] En mi caminar llego a ese lugar en donde tú afirmas que murió el rey (Layo). Y a ti, mujer, te revelaré la verdad. Cuando en mi viaje estaba cerca de ese triple camino [aquí se interpreta la triada madre, padre e hijo del Edipo freudiano], un heraldo y un hombre, cual tu describes, montado sobre un carro tirado por potros, me salieron al encuentro. El conductor y el mismo anciano me arrojaron violentamente fuera del camino. Yo, al que me había apartado, al conductor del carro, le golpeé movido por la cólera. Cuando el anciano ve desde el carro que me aproximo, apuntándome en medio de la cabeza, me golpea con la pica de doble punta. Y él no pagó por igual, sino que, inmediatamente, fue golpeado con el bastón por esta mano y, al punto, cae redondo de espaldas desde el carro. Maté a todos. (Ibid, P36-37)

Edipo mata a Layo sin saber que es su Padre, ocupa el trono de este y se apodera de la que era su esposa, ocupa el reinado de Tebas. Así fue como se organizó la verdad no sabida y fue hasta sus últimas consecuencias, tuvo cuatro hijos con ella, dos hombres y dos mujeres.

Cuando esta verdad es revelada, y todos los hechos asociados y encadenados viene la verdadera angustia del Edipo Rey, esta angustia fue también acompañada por Yocasta en igual dimensión, Yocasta se precipita al palacio y se ahorca:

Cuando él la ve, el infeliz, lanzando un espantoso alarido, afloja el nudo corredizo que la sostenía. Una vez que estuvo tendida, la infortunada, en tierra, fue terrible de ver lo que siguió: arrancó los dorados broches de su vestido con los que se adornaba y, alzándolos, se golpeó con ellos las cuencas de los ojos, al tiempo que decía cosas como estas: que no le verían a él, ni los males que había padecido, ni los horrores que había cometido, sino que estaría en oscuridad el resto del tiempo para no ver a los que no debía y no conocer a los que deseaba. (Ibid, P.57)

Toda esta exposición del mito tiene como objetivo pesquisar el punto de donde Freud extrae de este mito lo inconsciente, la muerte del padre y el suicidio de la esposa-madre. Se repite entonces que todo este acto es un acto inconsciente, sin darse cuenta, nadie sabía hasta que sucedió.

Seguidamente a esto entonces se dará la exposición del complejo de Edipo en Freud y cómo este es retomado por Lacan, todo esto atravesado por el lugar que ocupa el padre en el mismo.

Freud adopta esta tragedia para explicar lo que pasa en el alma humana y en la organización subjetiva de la familia, plantea lo que antes se nombraba como la triada Madre – Padre – Hijo en un triángulo donde opera el complejo de Edipo.

“El hijo, ya de pequeño, empieza a desarrollar una particular ternura por la madre, a quien considera como su bien propio y a sentir al padre como un rival que le disputa esa posesión exclusiva; y de igual modo, la hija pequeña ve en la madre a una persona que le estorba su vínculo de ternura con el padre y ocupa un lugar que ella muy bien podría llenar” (Freud, 1910). Extraído de: Vega, V (2015) P. 3.

Esta es la exposición del Edipo freudiano, lo importante que hay que mirar aquí es el sentir, el registro del sentimiento que se presenta en el complejo de Edipo, de esto ni siquiera el niño es capaz de hablar, él vive en un continuo intercambio de pasiones, no resiste en los primeros años que un desconocido se acerque a la madre o al padre en el caso de la niña.
Esta es la parte positiva del complejo donde hay celos, iras y angustias, sin embargo la autora habla de una parte negativa del complejo y dice que:

[…] consiste en deseos amorosos hacia el progenitor del mismo sexo y; celos y hostilidad hacia el del sexo opuesto. La descripción del Complejo de Edipo en su forma completa le sirve a Freud para dar cuenta de la ambivalencia que el niño siente hacia sus padres; así como el desarrollo de los componentes hetero y homosexuales; cuestión que luego es retomada como trabajo propio de la adolescencia y que consiste en transitar el camino hacia el encuentro con el sexo y el desasimiento de la autoridad parental. El Complejo de Edipo y el de castración son reeditados en la adolescencia y marcan la tarea de la diferenciación de las posiciones femeninas y masculinas. (Ibid)

La parte negativa estaría determinada entonces por la elección de objeto invertido, determinando la vida del sujeto para sus futuras relaciones con la sexualidad y el amor. Como Vega lo cita, todo esto le sirve a Freud para darle argumentos a sus observaciones clínicas y su propia experiencia con el nuevo descubrimiento, el psicoanálisis. No su autoanálisis, pues él no pudo tratarse solo, sino que lo hizo por medio de la letra y la correspondencia con su amigo Fliess.

La elección del camino sexual estaba para Freud puesta en evidencia desde la relación que cada sujeto hubiera tenido en el complejo de Edipo, hoy en día no es diferente, todas esas marcas inconscientes que no cesan de operar en el exterior y en el interior de cada uno, las relaciones sociales y sentimentales que se establecen, son altamente influenciadas por aquella vivencia.

Aquí en esto, también aparece la autoridad y la tarea de cada sujeto de la sociedad por separase de aquella relación  edipica con los padres y ser un hombre o una mujer con su propio deseo, ya no con un deseo prestado donde se puede quedar atrapado.

Pero hasta aquí sólo se ha hablado del complejo de Edipo en el niño, como regularmente Freud lo hizo, por su cultura, una cultura del Hombre con H mayúscula donde primaba la primacía del hombre sobre la mujer, pero con todo y esto, las mujeres siempre han existido, bien sea en su lugar relegado frente al hombre, haciéndole un contrapeso a aquel o simplemente yendo en contra con furia, como fue el caso de las feministas.

¿Qué hay de la experiencia edipica en la mujer o en la niña?. Marina Recalde escribe un texto llamado Del Edipo a la Sexuación donde describe históricamente el paso de Freud por la teorización.

El primer tiempo (1905-1923) donde expone la premisa fálica de niños y niñas, todos por igual, ”Sin embargo, el –El tabú de la virginidad – distingue una fase masculina en la mujer, durante la cual le envidia al varón su pene” (Recalde, M (1995)).

El segundo tiempo (1924-1930):

Freud se pregunta por la disolución del complejo de Edipo –que pone fin a la premisa fálica- su teoría empieza a tambalear. En –El sepultamiento del complejo de Edipo- establece entonces una disimetría. Para el varón el complejo de Edipo se va a pique por la amenaza de castración. Para la niña…” (Ibid)

En este punto la autora evidencia una limitación de la investigación freudiana frente al complejo de Edipo, ¿qué pasa con la niña?, Recalde expresa que en Freud hay una oscuridad al respecto y un silencio durante años.

Lo único claro es que no se produce de igual forma que en el varón. La niña acepta la castración como algo consumado. Freud mismo se encarga de aclarar que tanto el deseo de poseer un pene como el de recibir un hijo permanecen en el inconsciente y contribuyen a preparar al ser femenino para su posterior papel sexual. (ibid)

El asunto se complejiza para Freud y para todos, entender en la clínica y luego en lo social, el papel de la pérdida que hay que simbolizar e inscribir. La operación pene – hijo, perdida o bien preciado que se realiza necesariamente en el alma de cada uno, cayendo luego al campo de los recuerdos o al sin voz del olvido.

La autora expone tres salidas en la niña que Freud plantea:

[Son] el complejo de masculinidad, la inhibición de la sexualidad y la salida –femenina- -vía la ecuación simbólica pene-hijo. Este deseo de tener un hijo del padre posteriormente tendrá un antecedente: en primer término fue un reclamo dirigido a la madre. Se redimensiona entonces la relación con la madre, que ahora resulta ser lo primario. El Edipo es secundario. (Ibid)

Se nota pues que el Edipo freudiano cambia si es en un niño o en una niña, establece diferentes maneras de como cada uno o una se relaciona con esa experiencia fundante, tal vez es por ello que las mujeres establecen una relación con la madre desde el resentimiento y la envidia, no siendo muy diferente en el hombre.
Hasta aquí la teorización del complejo de Edipo en ambos sexos desde la teoría freudiana, en síntesis se puede decir que cumple diversas funciones como:

a) El hallazgo de un objeto de amor que deriva de las investiduras de objeto primarias.
b) La consolidación de identificaciones secundarias que resultan del Complejo de Edipo tras haber resignado a los padres como objetos incestuosos.
c) el acceso a una genitalidad posterior ya que en la etapa fálica se trataba de la instauración de la primacía del falo y no de la genitalidad.
d) la constitución de las diferentes instancias, especialmente la del superyó (como introyección de la autoridad paterna) que marca las prohibiciones de incesto y parricidio, así como también la constitución del ideal del yo (Ibid)

Para finalizar se dice entonces que el resultado del complejo de Edipo es la identificación y la inscripción en la cultura por la resignación de un viejo deseo incestuoso, trámite que se realiza para no caer en la ignorancia y cumplir el designio de Edipo, que asesinó a su padre sin saberlo. Cabe decir también que esta operación la impulsa la cultura, ya que en la sociedad, al menos occidental, está inscrita psíquicamente esta ley.

Mirando a Lacan, se puede pensar que las cosas funcionan más profundamente ya que deja de lado el mito y piensa las cosas desde lo estructura:

Se trata de una estructura en tanto es una organización con funciones y donde cada personaje se define en relación al otro y al lugar que ocupa. El Edipo es entonces entendido como estructura y el falo es el significante que articula y circula. Este falo que circula como falta en la estructura es el falo simbólico; mientras que aquel que atiende a la subjetividad del niño del primer tiempo del Edipo (ya veremos) es el falo imaginario. Por ello, cabe recordar que un elemento no es imaginario o simbólico en sí mismo sino en relación a su articulación con otros elementos. (Freud, 1910). Extraído de: Vega, V (2015) P. 5-6.

Lacan establece otro orden, y es el orden del lenguaje, pensando el inconsciente como estructurado como un lenguaje, y no es que desconozca o haga de lado el mito, pues el mito es una creación del lenguaje y hace parte de lo simbólico, sino que descubre por ese mismo orden que hay un pre-edipo, en donde ya se encuentra el niño construyendo su fase psíquica inconsciente.

Alrededor de aquella experiencia humana fundante, como ya se dijo, Lacan pone el acento en el falo y en la metáfora paterna. “Es decir que el elemento organizador de la sexualidad humana no es el órgano genital masculino sino la representación construida sobre esta parte anatómica del cuerpo del hombre” (Nasio, J (1996) P. 46).

Aquí Nasio acompañado por Lacan hace la distinción de los tres falos, imaginario, simbólico y real y dice que el tercero pasa a ser el menos importante en la dinámica psíquica. “La forma imaginaria del pene, o falo imaginario, es la representación psíquica inconsciente que resulta de tres factores. Anatómico, libidinal y fantasmático” (Ibid)

En el complejo de Edipo entonces lo que está en juego es este significante, que como todo significante se intercambia, se desliza y se escurre en la lógica del lenguaje y en el deseo.
Los tres factores antes nombrados son supremamente importantes para conformar en el niño y la niña su experiencia edipica. La parte anatómica es “lo que resulta del carácter físicamente predominante de este apéndice del cuerpo y que confiere al pene una fuerte pregnancia, a un tiempo táctil y visual” (Ibid)

El Falo anatómico y por lo tanto real es “[…] la “buena forma” peniana […] que se impone a la percepción del niño bajo la alternativa de una parte presente o ausente del cuerpo” (Ibid)
La parte libidinal del falo es la que suscita “los frecuentes tocamientos autoeróticos del niño, y la parte fantasmática es la que está ligada “a la angustia provocada por el fantasma de que dicho órgano podría ser alguna vez mutilado” (Ibid. P.47)

A partir de todo esto se hace fácilmente comprensible el hecho de que el término “pene” –vocablo anatómico- resulte impropio para designar esta entidad imaginaria creada por la buena forma de un órgano pregnante, el intenso amor narcisista que el niño le confiere y la inquietud extrema de verlo desaparecer. (Ibid)

Siguiendo con Lacan en este punto se expondrá entonces lo que trasciende a Freud en la teorización psicoanalítica y es que para Lacan como se dijo antes existe un momento pre-edipico y habla de tres tiempos para explicarlo:
El primer tiempo:

Corresponde a la fase del espejo, momento de la construcción de un cuerpo en un espacio imaginario. El niño se encuentra en una relación completa con su madre e intenta identificarse no con la persona, sino con lo que supone es el objeto de deseo de la madre, esta es una identificación imaginaria. El niño quiere ser el objeto de deseo de la madre y entonces su deseo queda así alienado al deseo del Otro. Al objeto de deseo de la madre. (Vega, V (2015) P.6)

Este tiempo es donde el niño está en íntima relación con la madre, se siente cautivado con su mirada y cree que en esa relación él le puede dar algo o puede ser algo para ella, se identifica con ese objeto que él supone le falta en las tres dimensiones, anatómica, libidinal y fantasmática.

La madre castrada, se siente completa a través del hijo y por eso lo ubica en el lugar del falo. Se arma entonces un círculo completo, donde la falta no existe. El niño es el falo de la madre y la madre dicta la ley que es la del deseo del hijo. En este tiempo desde el niño, no existe aún una ley simbólica, sino la ley arbitraria de la madre; pero la madre sí está atravesada por la metáfora paterna, ley simbólica del padre. (Ibid)

Ley y deseo se fusionan para tener a ese objeto-hijo encadenado al deseo de la madre que está en su reino. En este tiempo el padre no opera y está a la espera, al acecho. La madre sabe que ella no puede ser toda Madre, que ese momento de éxtasis se acabará, y que tiene que volver a ser mujer además de madre, ya que ella si conoce la ley y la metáfora paterna, la castración.

Ha sido discutido lo que crea este primer tiempo del Edipo en un sujeto, el estar encadenado al deseo de la madre como lo estuvo Zeus en el monte olimpo por su esposa Hera porque había sido infiel, esta es una posición que en lo psíquico no permite desarrollar al niño completamente y si pasa el tiempo seguramente esta operación dará como resultado una psicosis.

En el segundo tiempo:

El padre ingresa como agente que priva y desprende al niño de la relación imaginaria con la madre. La función del padre es la privación, priva a la madre de su ilusión fálica (la madre ya no tiene el falo a través del hijo) y priva al niño de la identificación imaginaria al falo (el niño ya no es el falo de la madre). El padre asume él mismo un lugar de fortaleza y omnipotencia. Con la acción de privación se inicia la castración simbólica, y tanto el niño como su madre pierden su valor fálico. Para que la privación sea efectiva es necesario que la madre se dirija al padre y que el padre no quede dependiente del deseo de la madre (Ibid. P.7)

De lo que se trata entonces aquí es de la privación, de acabar con la esperanza de madre e hijo sobre su completud, el padre hace caer la ilusión y entra a operar la castración simbólica, lo que parafraseando a Freud es “búscate a otra mujer, tu madre es mía”, esa castración crea también una angustia en el niño.

El padre se manifiesta en el discurso de la madre y es soporte de la ley, fundando una legalidad. Según Lacan, éste es el fundamento y el punto nodal del Complejo de Edipo. La madre no tiene ahora una ley arbitraria que le es propia, sino que queda remitida a la ley de Otro, que posee el objeto de su deseo. Esto lleva al niño a rivalizar con él por el deseo de la madre. La disputa es en relación a ser o no ser el falo de la madre. El padre se constituye como agente real de la castración. Dice Lacan: “Sólo el juego jugado con el padre, el juego de gana el que pierde, por así decirlo, le permite al niño conquistar la vía por la que se registra en él la primera inscripción de la ley”. (Lacan, 1957, p. 184). (Ibid)

Lo que sucede en este en segundo tiempo, compete más a la madre que al hijo, pues es ella la que se ve exigida por el padre a renunciar a ese deseo, el de tener el falo, y tener el objeto en el hijo, el padre lo que realiza aquí es un corte, a ese lazo deseante entre la madre y el hijo por medio del significante del Nombre-del-padre, que no es otra que darle orden a lo simbólico, y anudar en el nudo borromeo los registros, simbólico, imaginario y real para, no cometer el incesto como lo hizo Edipo e introducir el orden en la familia, porque de lo que se trata esto es de introducir un orden inconsciente y afectivo en la familia, no dejar que nada se salga de los rieles y mostrar lo que habita más allá del otro, se diría, una ley, Otra, cultural y social.

De todo esto surgen muchos afectos como son la angustia, los celos, la ira, el amor, la ternura, entre otros.

En el tercer tiempo se establece un orden producto de la castración anterior:

De él depende la salida del Complejo de Edipo aunque para Lacan no se trata de un sepultamiento, a la manera de Freud, sino de definir una posición como sujeto deseante. La castración simbólica del segundo tiempo, culmina con el reconocimiento de la falta en la madre. Ahora el padre es portador del falo, lo tiene pero no lo es y a su vez, depende de una ley exterior. El falo se encuentra por fuera del padre, en la cultura. Lacan considera, al igual que Freud, que la salida del Edipo se produce favorablemente si el niño se identifica con el padre (de quien deriva el ideal del yo) y el niño pasa de ser (del falo de la madre) a tener. Este paso del registro del ser al del tener es lo que da cuenta de la instauración de la metáfora paterna y de la presencia de la represión originaria. La instauración de la metáfora del Nombre del Padre posibilita al niño el acceso al lenguaje, al orden simbólico. (Ibid. P.8)

De esta manera un sujeto pasa por la experiencia edipica, cruzando ese río deseante que puede desembocar en cualquier parte, secarse o seguir el rumbo establecido. Todo esto termina en este tercer tiempo que es el tiempo donde nadie es exclusivo del falo por su dimensión imaginaria y la relación con la falta, de allí como lo dice la cita anterior, nace un sujeto barrado, deseante, atravesado por el lenguaje y el deseo del Otro.

Con la anterior exposición del Complejo de Edipo partiendo del mito mismo y pasando por la teorización psicoanalítica se da cuenta de lo que significa para cada uno este momento inconsciente.

En todo este recorrido del Complejo de Edipo, se nota que cada sujeto tiene su función, que cada miembro de la familia aporta su cuerpo y su alma al pasar por él, sin embargo aquí lo que concierne es la función del padre en el Edipo, así se tituló este capítulo, entonces ¿qué hay del padre? ¿La metáfora paterna? ¿Del padre Hoy?


EL PAPEL ESENCIAL DEL PADRE
“No todo se ha perdido”

Ya se habló de Edipo y su padre Layo, se habló de que el padre es el que priva, el que prohíbe y el que corta el deseo de la madre hacia el hijo y viceversa, que el hijo se debe identificar con él, pero la función del padre es más importante en el Edipo, “Freud privilegió hasta tal extremo la relación del varón con su padre que no vacilaremos en hacer del padre –y no de la madre- el personaje principal del Edipo masculino” (Nasio, J (1999) P. 79)

Para Freud, citado por Nasio, lo importante incluso para el deseo no es la madre objeto de deseo, sino el padre sujeto de deseo, que le permite a partir de la identificación con él, al niño, y futuro hombre, desear hacia el horizonte, más allá de las barreras edipicas. El padre es rivalizado, pero también es amado por medio de la admiración y la identificación.

El varón hace de su padre un ideal en el que él mismo quiere convertirse. Mientras que el vínculo con la madre  -objeto sexual- se alimenta del impulso del deseo, el vínculo con el padre –objeto ideal- descansa en un sentimiento de amor nacido de la identificación con un ideal. Estos dos sentimientos, deseo por la madre y amor por el padre, nos dice Freud, se acercan el uno al otro, “[…] terminan por encontrarse, y de esta confluencia nace el Edipo normal” (Ibid, P. 80)

Si el papel del padre es importante en el niño para su futura existencia, a manera de hipótesis se puede pensar que en el Edipo femenino es la madre el objeto de identificación y el padre el objeto de deseo, que la niña por medio de la rivalidad, admiración y amor hacia la madre puede construir su feminidad, puede ser mujer y no luchar con la idea de serlo.

Lo que trasciende las barreras edipicas es el amor y la identificación con el sujeto sea madre o padre, para que por medio de él o ella, se pueda encontrar un lugar en el mundo, y en la realidad borronea.

Lo esencial del Edipo masculino son las vicisitudes de la relación del varón respecto de su padre, y no –como generalmente se cree-, respecto de su madre, pues la causa más frecuente de la neurosis del hombre adulto reside en el vínculo perturbado con el padre. (Ibid. P. 81)

Si se piensa el paralelo del Edipo del hombre se puede hacer también con el de la mujer, pues la mujer tiene una relación muy estrecha y ambivalente con su madre.

Pensar que en el siglo XXI esto es diferente en cuanto al padre sería tener una percepción de las cosas bastante oscura, el Nombre-del Padre sigue existiendo en cada uno y a nivel cultural, la admiración, amor e identificación a él o a la madre, también sobrevive, pues esto es lo que da el orden en el mundo, y no se está viviendo en un desorden, o caos total, sino que las sociedades se establecen siguiendo una ley y una norma, o al menos hasta hoy eso sostiene que no se desate una tercera guerra mundial, que el fanatismo religioso no acabe con inmolar los cuerpos de la raza humana, a pesar de que hay asesinatos y masacres todo no se ha salido de control.

Al término de este recorrido, podemos entonces concluir que la noción del declive del padre en psicología es en gran parte un fantasma. Por falta de reconocer y de aceptar los avances sociales y políticos que constituyen la reducción del poder efectivo del patriarca en nuestras sociedades aun recientemente patriarcales, estos discursos se exponen a la nostalgia reaccionaria y excesivamente conservadora del pasado. (Piret, B (2006) P. 26)

El Padre ha cambiado su forma de operar, pero sigue marcando y estableciendo su función reguladora, de manera distinta y ya no como a finales del siglo XIX o principios del XX, que el orden era un orden hostil y sin piedad, y aun así no todas las generaciones fueron psicóticas, ya las sociedades se han organizado de otro modo, las redes de comunicación son sociales, lo privado se hace público y lo secreto, noticia. Ya se ha desplazado la idea de Dios para que surjan nuevas relaciones con lo espiritual, ya Dios no es el que castiga el pecado, nacen otras creencias, los extraterrestres, la reencarnación, y la compasión crean otras maneras de ver el mundo y de relacionarse con él subjetivamente, además que cambian hasta las enfermedades.

-----------------------------------------------------
REFERENCIAS

Recalde, M (1995) Del Edipo a la Sexuación Extraido de: https://es.scribd.com/doc/296449825/AAVV-Del-Edipo-a-la-sexuacion-pdf el 12 de junio del 2016
Nasio, J (1999) EL PLACER DE LEER A FREUD. Ed: Gedisa, Barcelona, España.
Piret, B (2006)  DEL MITO DE EDIPO AL MITO DEL DECLIVE DEL PADRE:
UNA CONTROVERSIA ACTUAL EN PSICOANÁLISIS Publicado originalmente en Palabra sin Frontera el 17 de octubre de 2006, recuperado el 14 de junio de 2016 desde http://www.psf-esp.com/spip.php?article28
Nasio, J (1996) ENSEÑANZA DE 7 CONCEPTOS CRUCIALES DEL PSICOANÁLISIS. Ed: Gedisa, Barcelona, España.

*Autor: Carlos Enrique Correa Lagos - Psicólogo Clínico psicoanalista candidato a Magister en Culturas y Droga

sábado, 25 de junio de 2016

117 - EL PADRE HOY - SUS MANIFESTACIONES Y VICISITUDES


EL PADRE HOY*

CARTEL PSICOANALÍTICO: PSICOANÁLISIS Y SOCIEDAD “una mirada clínica”

Por: Carlos Enrique Correa Lagos – Psicólogo Clínico**

La sociedad y todos los fenómenos que se presentan en ella deben ser observados, sentidos y analizados desde todas las disciplinas que tienen que ver con lo humano.  Es por ello que en primer momento aparece el psicoanálisis para estudiar este gran Otro con sus múltiples instituciones. La lógica es la siguiente: se encuentra la sociedad como gran Otro que sostiene las células que hay dentro de ella como por ejemplo la familia y el psicoanálisis lo que hace al interior, no es analizar o psicoanalizar el conjunto o el grupo, sino a cada sujeto que lo conforma, desde su subjetividad y su dinámica psíquica para que en el 1 x 1 se puedan tratar y estudiar los conflictos.

Es verdad que la psicología individual se ciñe al ser humano singular y estudia los caminos por los cuales busca alcanzar la satisfacción de sus mociones pulsionales. Pero rara vez, bajo determinadas condiciones de excepción, puede prescindir de los vínculos de este individuo con otros […] la psicología individual es simultáneamente psicología social. (Freud (1921) P.67)

Y seguidamente diríamos con Freud en consecuencia a lo que se viene exponiendo que, de lo social y el contacto con el Otro o los otros, se vuelve (de vuelta) a lo individual, pues si bien el inconsciente se construye o se manifiesta en contacto con el otro, también es un creador de fantasías, sueños y demás manifestaciones que son propias de la subjetividad de cada cual.

Con ello se da apertura al tema que se propone trabajar en la dinámica de cartel psicoanalítico que es “El padre de hoy, sus manifestaciones y vicisitudes”.

EL PADRE DE HOY, SUS MANIFESTACIONES Y VICISITUDES

Para adentrase a la tarea de analizar este lugar, nombramiento, papel o función tanto social como individual se debe saber qué significa en el caldo del lenguaje esa palabra:
Padre:

1. m. Varón o animal macho que ha engendrado a otro ser de su misma especie.
1.    m. Hombre que tiene una familia a su cuidado. (Rae Virtual)

Estas dos definiciones son las que más se acercan al término que se va a trabajar aquí, la primera designa a un ser-orgánico que por medio del instinto se reproduce y da continuidad a la especie. La segunda se acerca a lo humano y nombra la estructura de la familia que dice la definición, tiene a su cuidado.

Ya habiendo mostrado que el lenguaje instituido no alcanza para describir en su totalidad esta función, ya que no sabe desde donde ubicarla, cuál es su punto de partida y su punto de llegada, se adentrará esta cuestión a analizar en profundidad desde el discurso psicoanalítico.

El padre para el psicoanálisis es tan importante como el inconsciente mismo, pero Freud y luego Lacan no hablaron de ese representante separado de la estructura, una estructura que sostiene y da forma a una construcción subjetiva, sino que la relacionaron con los dos o tres, otros lugares que son consecuentemente La Madre, La Mujer y el Hijo.

En la obra de Freud, en sus historiales clínicos, en sus construcciones mítico-científicas, el padre ocupa un lugar central: un padre hiperpotente es el padre de la prehistoria de la familia humana, también a veces, de la prehistoria del paciente. Pero en sus análisis abundan padres impotentes, enfermos, empobrecidos, padres de palabras tontas o de faltas a la palabra, verdaderos ídolos caídos que a veces el paciente intenta volver a levantar o que compensa imaginariamente con retornos de ídolos espectrales. Lo que el psicoanálisis ha descubierto en los relatos de análisis es que lo que llamamos hoy función paterna no siempre coincide con aquel que mal o bien sostiene su papel en el seno de la estructura familiar (Glasman, C (SF) Virtual)

El padre es entonces una construcción psíquica y luego social, como ideal en el campo de lo imaginario, se derrumba, como social, en el campo de la ley no alcanza. Se dice esto como construcción hipotética en principio, para avanzar en el camino de este tema nada fácil.

¿Existe un cambio del padre como construcción psíquica y social en la segunda década del siglo XXI?, ¿cómo se manifiesta este cambio en la actualidad?

En un libro de Bernard Nominé que se titula La angustia y el síntoma se encuentra una pregunta que se asemeja a los interrogantes que se acaban de plantear:

¿Déficit de la función paterna?

Lo que preocupa a algunos es la decadencia de la función paterna, que sitúan en la organización familiar contemporánea y en consecuencia en nuestras sociedades […] lo que podemos situar es un déficit de la autoridad, y si permanecemos en el modelo tradicional se asimila, entonces, a toda autoridad a la del pater familias. Pero es una deducción un poco rápida, la función paternal no puede reducirse a la encarnación de la ley. (Nominé, B (2007) P. 55 – 56)

En este momento el cambio no es tan manifiesto como se supondría, y nominé sustituye el padre de la pregunta que se plantea en este texto por, el déficit de la función paterna y luego por el déficit de autoridad, que no es lo mismo.

Es, incluso, un contrasentido que Lacan corrige al final de su enseñanza, destacando que lo que da al padre su autoridad es su deseo. La ley, en sí misma, no se sostiene de ningún deseo en particular y es por eso que el recurso a lo jurídico para solucionar problemas familiares, no es, a menudo, sino algo que oculta la miseria. (Ibdem. P. 56)

Siguiendo a Lacan citado por Nominé, se repite que lo que da al padre su autoridad es su deseo, y no tanto la encarnación de la ley, pues como se nombró antes desde lo social la ley no alcanza, ni siquiera para lo individual.

Entonces la pregunta que surge en este momento es, ¿qué desea un padre sino tener es la ley?

Pregunta esta que se quedará en suspenso durante este camino de trabajo cartelizante.

Entonces lo que en lo social encarna la ley es lo jurídico como sostén de la autoridad, un recurso que en Colombia es soso, lento y lo más parecido a un muerto, ya que se van a mirar los procesos de justicia y ley para llevar casos adelante, y basta con detenerse en el caso de la toma al del palacio de justicia sucedido hace 31 años que no se ha solucionado en su totalidad, ya que en lo social existe lo que se llamaría perversión, permeada por la narco-mafio-política. Esto se dice para hacer un paralelo entre la ley desde lo individual para llegar a lo social, ya que lo social no es más que un cúmulo de individualidadessubjetivas.

En el individuo que crece, su desasimiento de la autoridad paternal es una de las operaciones más necesarias, pero también más dolorosas, del desarrollo. Es absolutamente necesario que se cumpla, y es lícito suponer que todo hombre devenido normal lo ha llevado a cabo en cierta medida. (Freud, S (1908-9) P. 217)

Lo que Freud llama desasimiento de la autoridad paternal es entendido como el desprendimiento o el desapego que todo sujeto humano devenido normal debe de hacer para entrar en el orden social y en el contacto otro. Este desasimiento se realiza dentro de la estructura fundante de la sociedad: la familia:

[…] la sociedad siempre se ha organizado más o menos a partir de un modelo familiar […] pues la psicología colectiva le debe mucho a la organización del yo, que se construyó, para cada uno, a partir de sus modelos familiares […] la familia de que se trata no es una realidad social, es una realidad psíquica, es decir, es una formación esencialmente imaginaria y fantasmática. Nominé, B (2007) P. 54

La realidad psíquica da formación a nuestra subjetividad y luego viene la realidad social, con esta idea se pelean bastante los sociólogos y los antropólogos ya que no entienden el orden de las cosas, pues fue primero la formación del sujeto y luego las instituciones y el orden Otro.

La familia es un espacio donde se construye al ser humano en toda una trama histórica, el ser humano no es eyectado a la realidad sin que lo preceda un mar de significaciones que lo construyen antes de su existencia, aquí aparecen nombramientos y un sinfín de significaciones. Es naufrago que viene y se encuentra con el gran Otro primordial que es la madre, también con un cúmulo de anhelos y expectativas para con el nuevo integrante de la familia, más adelante el padre viene a regir y a influenciar a ese nuevo hijo.

Se ha notado entonces hasta aquí un recorrido que pasa por la función paterna, la familia y la sociedad, este hilaje se sostendrá durante el recorrido de este texto que es el trabajo del cartelizante al interior del Cartel: Psicoanálisis y Sociedad “una mirada clínica” con el tema: El padre hoy, sus manifestaciones y vicisitudes.

Parcialmente la respuesta a la segunda pregunta planteada ¿cómo se manifiesta este cambio en la actualidad? Se puede responder con la metáfora siguiente: algo que ha sido rasgado, arañado profundamente y por las marcas de la garra que rasgó, salen las fallas de la función y naturalmente en el paso de la historia, algo cambió.

Bernard Nominé hace el recorrido teórico y visualiza lo que sucedió en el cambio de la familia al pasar los siglos.

En la familia tradicional, lo que importaba era la gestión del patrimonio; el padre era el que tenía toda la autoridad para la gestión de este patrimonio y para decidir sobre su herencia. Sólo el hijo legítimo, es decir el portador del apellido, podía heredar, con tal que fuera fiel a los ideales del padre; si el padre condenaba su comportamiento podía desheredarlo. Este modelo familiar habría prevalecido desde el final del siglo XVIII hasta la gran guerra mundial de 1914. (Nominé, B (2007-°) P. 11)

Allí se trataba de un padre que tenía el poder tanto económico como familiar y social, un padre de la cultura, un padre a veces hostil y parco y veces rígido que no podía mostrar su debilidad a cambio de su fuerza.

[…] durante esa guerra, nuestros antepasados sufrieron mucho, los que no fallecieron en el campo de batalla, tuvieron que enfrentarse con lo peor de la condición humana. Los hombres salieron humillados no por el desenlace del conflicto sino por el encuentro con ese real. Mientras tanto, las mujeres, nuestras abuelas y bisabuelas, tuvieron que arreglárselas para seguir criando a los niños y trabajar en el lugar de los hombres. (Nominé, B (2007-°) P. 11)

Esto anterior, si bien es global e influye en la transformación del lugar del padre hasta la actualidad, la pregunta planteada es, de qué manera ese padre es resultado de un discurso heredado e histórico.

Para llegar a avistar cómo se presenta el cambio del lugar del padre desde lo social, hay que referirse al cambio en la historia y la forma por la cual dentro de cada familia se va pasando un contenido subjetivo que reunido, expone las manifestaciones en la actualidad de la función paterna, y como se viene exponiendo con Nominé, la transformación en la ley, que no abarca todo lo que significa el Padre dentro de la familia.

Nominé y el psicoanálisis nos exponen una imagen que como se repite, influye y ayuda a formar las subjetividades de cada uno desde los modelos europeos, pero se dirá con Liliane Zolty que realiza la presentación del libro Enseñanza de 7 conceptos cruciales del Psicoanálisis de Juan David Nasio que:

El sentido conceptual está siempre determinado por la articulación el concepto con el conjunto de la red teórica, la prueba de la práctica, las palabras que lo enuncian e incluso por el lugar que dicho concepto ocupa en el lenguaje de la comunidad psicoanalítica en una época dada. (Nasio, J (1996) P. 11)

Aquí el concepto es El Padre, abordado desde el psicoanálisis como principal objetivo, sin embargo también desde lo social, porque el padre no deja de ser social por nacer  en lo individual. Entonces cuando se dice, red teórica, práctica y en una época dada, se obliga desde el psicoanálisis y la clínica a mirar al Padre de la sociedad colombiana y su historia.

Es allí donde se percibe que si una o dos guerras mundiales transformaron al Padre y a su ley y la volvieron más laxa en lo exterior (Europa) como lo dice Nominé, la pregunta es lícita si se hace en el contexto colombiano, ¿qué paso con el padre en Colombia? La historia responde:

La guerra civil en Colombia ha estado simbolizada por enormes violaciones de los derechos humanos, en drástico aumento en las últimas dos décadas. Los grupos internacionales pro derechos humanos no se cansan de reiterar que las organizaciones paramilitares ultraderechistas son los máximos responsables de los abusos contra los derechos humanos. Los grupos paramilitares están estrechamente vinculados a las Fuerzas Armadas colombianas en su cruzada no solo contra las guerrillas, sino contra cualquier persona simpatizante de ellas, como por ejemplo, miembros del sector sindical, organizadores agrarios, activistas pro derechos humanos y sectores religiosos. Algunos jefes paramilitares han ido más lejos en su ampliación de los parámetros de lucha contra las guerrillas, incluyendo entre los llamados simpatizantes a drogadictos, alcohólicos, prostitutas, delincuentes menores e indigentes, en su empeño de "limpia" de la sociedad colombiana. (Garry M. Leech (2002))

Las guerrillas vistas como manifestación de movimientos comunistas y más allá, la mirada exagerada de los paramilitares contra los drogadictos y demás, es porque de alguna forma están haciendo revolución al orden establecido.

Durante el siglo XIX y principios del XX, la política colombiana ha estado dominada por los partidos Liberal y Conservador, cuya influencia se extendía desde Bogotá hasta prácticamente todos los pueblos del país. Las diferencias ideológicas entre la elite liberal y conservadora reverberaban en toda la sociedad colombiana, a menudo, desatando oleadas de violencia y enfrentamiento entre los Lealistas Liberales y las Facciones Conservadoras, tanto en las elites como en el campesinado. (Ibid)

Esto desde los años 40’s pasando por la introducción de la marihuana y la cocaína en los 70’s y 80’s hasta la actualidad, ha acarreado una lucha constante de poder, algunos sociólogos la llamarán guerra, otros, época de violencia y los últimos, solamente conflicto interno.

Como sea, lo anterior, deja huella para leer y sospechar qué es lo se sucede con el padre de hoy, tanto a nivel psíquico y del uno por uno, para llegar a lo social y la ley que supone.
De entrada se dirá que la ley de nuestro contexto nació pervertida porque nunca ha existido un orden que vehiculice el deseo social, se aparecen padres que han estado destinados a entrar en la perversidad colombiana, de transgredir la ley, de estar en una desilusión constante de no poder sostener ni interna, ni externamente la función paterna con suficiente seguridad y certeza porque a nivel social toda ley está rota.

Volviendo a la exposición de lo que sucedió con el padre en la historia europea, primero, se percibe que fue traumado y humillado por la guerra y volvió al hogar donde encontró las cosas diferentes.

En una etapa siguiente, el acento se desplazó, prevalece entonces la educación de los niños y no el patrimonio económico de la familia. Se trata de tener hijos y darles el máximo de oportunidades de alcanzar el éxito social. La familia está basada en el amor marital, y los vínculos del matrimonio y la educación pasan por la inculcación de la moral. (Nominé, B (2007-°) P. 11-12)

Se podría pensar que esta etapa fue la que dejó como resultado la guerra y con lo que nacía ya no un orden de hierro con términos de Lacan, ese Padre que no se dejaba atravesar por la falla en su saber, sino que hay no saber, un ceder y escuchar a la familia y sus deseos. Allí entonces aparece un padre que invierte todos sus esfuerzos en el apoyo al hijo para la realización, es como si ese padre hubiera mirado a su hijo, abriendo un espacio para al menos escucharlo y quererlo, todo esto acompañado por el amor.

Esto anterior no estuvo aparte de la transformación colombiana de la familia, ya que parece que hay modelos identificatorios que marcan la manera como se debe ser y hacer, un ejemplo claro de esto es, la influencia que se tiene en el país de familias norteamericanas y europeas.

Por fin, después de los años 68-70, y a raíz del gran conflicto del poder de los padres y amos, el modelo familiar que decimos contemporáneo, se caracteriza por un ideal de igualdad entre los sexos. Esto fue posible gracias a un cambio en las condiciones de las mujeres, liberadas del peso de las contingencias de la maternidad. Estas mujeres que ahora trabajan y se las arreglan para tener o no tener hijos cuando quieren, dejan de ser dependientes del marido, pueden divorciarse. Las familias se recomponen y se crea una filiación de parentesco. Por último, a nivel de los principios educativos, “la imposición autoritaria deja el lugar a la posibilidad de alcanzar la plenitud del niño” (Ibid)


Con la familia contemporánea donde hay igualdad, desarrollo social de los dos padres y un trato simétrico, llama la atención el final de lo que dice Nominé, alcanzar la plenitud del niño, se interrogaría esa plenitud de la siguiente manera, ¿será que a cambio de la plenitud se le está dejando al niño o a la niña la función del padre que es regular y ordenar la familia por medio de la ley, tanto física como psíquicamente, y allí el niño(a) queda confundido sin tener quién lo regule, porque como ya se dijo la ley social no alcanza?, la anterior pregunta se hacer a manera de hipótesis.

_______________________________________
*Texto realizado como parte del trabajo en el cartel psicoanalítico Psicoanálisis y Sociedad "una mirada clínica"
** Psicólogo clínico particular, de la Fundación Hernán Mejía Mejía y en clínica de Cuidarte tu Salud, Candidato a Magister en Culturas y Droga de la universidad de Caldas, Manizales.

REFERENCIAS:

Freud, S (1921) PSICOLOGÍA DE LAS MASAS Y EL ANÁLISIS DEL YO. Ed: Amorrortu Editores. Buenos Aires, Argentina.
Rae Virtual en: http://dle.rae.es/?id=RQfIvcj
Glasman, C (SF) LA DECLINACIÓN DEL PADRE: EL SÍNTOMA, NUESTRO PADRECIMIENTO. Extraido de: http://www.imagoagenda.com/articulo.asp?idarticulo=656 el 13 de abril del 2016
Nominé, B (2007) LA ANGUSTIA Y EL SÍNTOMA. Ed: Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, Colombia.
Freud, S (1908-9) LA NOVELA FAMILIAR DE LOS NEURÓTICOS. Ed: Amorrortu editores, Buenos Aires, Argentina.
Nominé, B (2007-°) PSICOANÁLISIS DE LA VIDA AMOROSA Ed: Alfa Impresores C.A. Valencia, Venezuela
Nasio, J (1996) ENSEÑANZA DE 7 CONCEPTOS CRUCIALES DEL PSICOANÁLISIS. Ed: Gedisa, Barcelona, España.
Garry M. Leech (2002) COLOMBIA: CINCUENTA AÑOS DE VIOLENCIA extraido de: https://www.rebelion.org/hemeroteca/plancolombia/leech290602.htm el 20 de abril del 2016.