Es bien conocido, sospechado y algunas veces negado por otros, que a la humanidad la marca una historia, escrita con sangre o con olvido, pero al final, historia. A continuación se transcribirá un pedazo de ella de acuerdo a la tan hipócrita sociedad actual:
-Como
tengo dos mentes,
Mi
buen ángel es un hombre,
De
una gran belleza
Y
mi ángel malo
Es
una mujer morena-
WILLIAM
SHAKESPEARE
“-El
estatuto de homosexual en el curso de la historia, se ha visto sometido a
fuertes fluctuacione-, según anota la Encyclopedia
Universalis. Esto es un eufemismo. Veintitrés siglos separan al espléndido
Alcibíades, homosexual venerado por los griegos
y seductor omnidimensional, de Oscar Wilde, arrastrado a la cárcel por
el padre de su amante, quien además le había estafado. Su desgraciada aventura
nos ha dejado algunas obras maestras, pero los caminos del progreso son a
menudo impenetrables. Esas grandes fluctuaciones son históricas, mejor aún,
sociales. Homos o héteros, los débiles suelen ser los que más sufren la
represión. El famoso estatuto de la homosexualidad, en este mundo hipócrita, es
ante todo un problema de clases. Los poderosos tienen indudablemente menos
problemas y se aman como les parece bien, o casi. Ricardo Corazón de León, que
prefería a los hombres nunca fue molestado, y el arzobispo de Orleans cuyos
gustos no eran un secreto para nadie, recibía el ridículo apodo de Flora. Pero
en la misma época, un tal Enrique III vació, con toda impunidad, las arcas del
reino por sus favoritos. Pero Léonard Moreuil, cirujano homosexual, fue colgado
y estrangulado, mientras que una mujer que acostumbraba a vestirse como un
hombre y Nicolás Ferry, oscuro
comerciante borgoñés, fueron quemados vivos. Salvo algunas excepciones: Eduardo
II de Inglaterra muere empalado –tortura
donde un palo es introducido por el ano y sale por la boca de la víctima (la
negrita es mía)- denunciado por Isabel la cruel, que tiene violenta sed de
poder. Y durante el reinado de Luis XIV, cuyo hermano -Monsieur- es un
homosexual particularmente entusiasta, el tribunal de la cámara ardiente ve
desfilar por sus banquillos de toda índole: nobles y
plebeyos, burgueses y chusma. La moral quedaba salvaguardada y la injusticia y
la intolerancia se distribuían uniformemente.
El pene y la demoralización de
Ocidente, Investigaciones etnográficas sobre la saliva y los escupitajos, Bajo
el signo del sauzgatillo en flor, Guerrero tuerto y druida ciego. Aunque no salte a la vista, estos títulos
herméticos y folclóricos son obras que tratan del mismo tema: homosexuales y
homosexualidad. Una enciclopedia no
sería suficiente para contar todas esas
historias, mil veces desmesuradas, analizadas, comparadas, a veces bajo
aspectos tan marginales que su importancia corre el peligro de pasar
desapercibida para el profano. Pero la historia de la homosexualidad no es tan
botánica como sugieren esos títulos. La homosexualidad ha sido denominada
sucesivamente el mal francés, el vicio italiano, el buen vicio, el vicio árabe,
el pequeño defecto, etc., y no es ni un mal ni, evidentemente, una propiedad
nacional. En el curso de la historia los homosexuales han sido vistos como héroes,
como criminales, como perversos y, por fin, como enfermos. Después de un breve
pero inolvidable estado de gracia en el mundo precristiano, la homosexualidad
fue condenada a muerte por todo el Occidente cristiano desde el primer milenio.
A partir del siglo XIII, a los homosexuales se les pone regularmente en el saco
de los herejes y la homofilia es bautizada, con toda simplicidad, -crimen de
lesa majestad divina-. En el siglo XIX, con la separación de la Iglesia y el Estado,
la herejía se transforma en enfermedad pero, como obliga el puritanismo, la
homosexualidad seguirá siendo durante bastante tiempo sinónimo de todos los
vicios, como testimonia el emblemático proceso de Oscar Wilde y el silencio
casi unánime de los progresistas de su época. Los homosexuales seguirán siendo
vistos como enfermos antes de que la verdadera enfermedad se apodere de ellos.
En 1973, apenas diez años antes de la llegada del sida, los homosexuales
americanos logran que los médicos borren la homosexualidad de la lista de
enfermedades mentales. La palabra gay
que se pone de moda en California y en muchos otros sitios es la marca de esta
victoria.
La
historia de la homosexualidad es ante todo la historia de la homofobia. De esta
andanza, hecha de persecución y secreto, surgen algunos episodios
sorprendentes: el lugar tan especial de la pederastia ateniense, el cambio radical
de la cristiandad, el increíble acoso a los homosexuales del Nuevo Mundo. La relativa
libertad del Renacimiento y de los artistas y la conmoción del siglo XIX. Todos
ellos episodios que, con un fondo de represión, son el origen de la concepción
moderna de la homosexualidad.
¿Por
qué tanto odio? ¿Y por qué durante tanto tiempo? Los hombres de la prehistoria,
que no habían inventado aún la culpabilidad sexual, se representaban de dos en
dos, indistintamente hombres o mujeres. La primera pareja homosexual podría ser
incluso bíblica: el rey David y su amante Jonathan vivían en el siglo XIV antes
de nuestra era, aunque es muy improbable que su pasión fuera consumada. En la
china antigua se fomentaba la homosexualidad femenina la cual era también muy
apreciada entre los aristócratas de algunas tribus del Océano Indico. Sin
embargo, muy pronto aparecieron las primeras tendencias represivas.
Mucho
antes de la Grecia antigua, que hizo de ella una institución, la homosexualidad
fue castigada por los sumerios, en Egipto y por los asirios. Podemos deducir
por ello que la homofilia tiene la edad del Viejo Mundo. Y puesto que el simple
nombre de Sodoma ha pasado a la historia como la vergüenza bíblica, es señal de
que hubo en esta época, homosexuales menos felices que los griegos.
Es
cierto que los griegos no inventaron la homosexualidad, pero nos han legado
palabras como -erotismo-, -zoofilia- y -pederastia- que se pueden leer en
Homero. Curiosamente, ni homosexualidad ni heterosexualidad son términos que
procedan de la herencia griega. Estas dos palabras no aparecen hasta el siglo
XIX, bajo la pluma de un psiquiatra alemán. Es la época en que los
homosexuales, después de haber sido considerados como héroes, seres sumamente
refinados, gente normal, criminales, herejes, búlgaros, perversos, pasan a ser
considerados como enfermos mentales. La línea de pensamiento queda marcada:
primero se castiga, raramente se intenta comprender y cuando el grado de
civilización prohíbe –oficialmente- castigar, se intenta curar.”
Finalmente es una verdadera lástima que las sociedades con los sujetos que la conforman en el siglo actual sigan adentrandose por su tan disfrazado puritanismo en un cegamiento tan profundo y una ignorancia tan grosera. acá también la noticia que salió en el periódico el tiempo hoy 20 de noviembre del 2012:
http://www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12391764.html
Fuente:
Bantman, B. BREVE HISTORIA DEL SEXO, Editorial: Paidós, Barcelona, España.
Carlos Enrique Correa Lagos - Psicólogo
1 comentario:
creo que el ministro re refiere a la homosexualidad e una forma discriminante en cuanto a lo que mi opinión respecta.. creo que la elección sexual es algo, que primero no se critica y que segundo se asume según la elección. aunque creo que todos los seres humanos tenemos derecho de escocer nuestro interés sexual, peor no creo que hay derecho de ir en contra de la naturaleza, el termino matrimonio como el compriso de pareja no es jusgar solo es un acuerdo de compromiso de monogamia entre personas del mismo sexo.. lo que no comparto es que se otorgue el derecho de adopción... no se puede ir en contra de la naturaleza. dos hombre no pueden procrear por lo tanto considero que no sean capas. lo que creo es que la sociedad no puede permitir que cada persona por mas derechos que tenga altere el orden social, y que cada persona que nace tiene derecho a estar en un hogar conformado por hombre y mujer en el sentido biológico ya que cada genero aporta elementos esenciales en la adquisición de procesos sociales, ademas que la vida nueva prima por enésima de la antigua. son los derechos del infante los que se vulneran al crecer en una familia "diferente" en una sociedad que no es tolerante.... los niños no tienen que cargar las culpas de una sociedad indecisa y experimental..
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