Este escrito se realiza para hablar de los elementos y los sucesos del mundo que nos envuelve, tal vez por decir algo, admirar otra cosa o dar protagonismo a algo misterioso.
"De todos los animales que conviven con el hombre, el gato es el más independiente. Su figura podría estar grabada en la bandera de todos los rebeldes del mundo. Aparentemente domesticado, continúa en estado salvaje, y si no regresa a la selva es porque para este felino sus dominios son las ciudades y pueblos en donde vive sin necesidad de cambiar costumbres e instintos, que continúan siendo los mismos de sus congéneres de las selvas africanas o americanas.
Seres míticos
¿De dónde vienen los gatos que hoy pueblan la tierra? Nadie lo sabe ciertamente. La teoría más acertada es que descienden de una especie africana llamada Felis cafra, o gato montés rubio, domesticada hace 5.000 años por los primitivos egipcios, para quienes este inquieto animal, símbolo de Bast, diosa de la Luna, tenía la categoría de un ser divino, al que se rendía culto en los templos de Menfis y Tebas. Se aplicaba la pena de muerte a quien mataba un gato; y al morir eran embalsamados como seres humanos. Cuando ocurría una catástrofe (incendio, inundación, etc), lo primero que se ponía a salvo era el gato de la casa, y si este moría, su propietario se rapaba la cabeza en señal de duelo.
De Egipto los gatos pasaron a la Roma Imperial, hace más de 2.000 años, en donde también eran considerados como encarnaciones divinas. Otros pueblos de la antiguedad les rindieron culto, conviertiéndolos en uno de los más difundidos símbolos del paganismo. A principios del siglo XVI aparecen en Inglaterra con el nombre de pussy, palabra que se deriva de la egipcia pasht (gato).
Aunque el meloso felino, tendido sobre mulllida alfombra, al calor del fuego de la chimenea, sea uno de los símbolos o imágenes de la plácida vida doméstica, la verdad es que este modelo de existencia no lo convierte en un ser afectuoso. Es ladrón y sibarita, raras veces verdaderamente cariñoso -eso está en cuestión-. El hombre desempeña un papel secundario en su vida, y la mejor prueba de ello es que se siente más vinculado a la casa que a sus supuestos amos.
Por naturaleza el gato es un animal codicioso, noctámbulo y hecho para la vida solitaria. No posee la aptitud necesaria para adaptarse a la vida corriente, como sucede con los perros, de naturaleza gregaria, descendientes de animales que cazaban en manada, y que si tienen capacidad para tomar parte activa en la vida del hombre.
Cualidades maravillosas
Uno de los mejores dones naturales del gato, aunque se ha exagerado un poco, es su sentido de orientación. Las historias sobre su habilidad en este aspecto son innumerables.
La doctora Georgina Stickland Gates, norteamericana, quien estudió durante varios años los gatos en la Universidad de Columbia y viajó también con ese propósito a Sudamérica (Colombia), ha descubierto que estos felinos poseen un "sentido de orientación tan agudo que a veces funciona con la precisión y exactitud de una brújula".
Demostró, igualmente, que los gatos no ven ni oyen lo mismo que el hombre. Viven en un mundo sin colores ni tonalidades. Los experimentos probaron que, aunque los gatos responden a distintos grados de claridad, son en realidad ciegos para los colores. Y contrariamente a la creencia popular, no pueden ver en la oscuridad absoluta mejor que los seres humanos. Ven mejor en la semioscuridad porque sus supersensibles bigotes les permiten tocar su camino entre los obstáculos.
Los gatos no aprecian mucho la música, ya que no pueden distinguir las notas, como ocurre con otros animales. Tampoco reconocen las diferencias de expresión facial. Para ellos, una sonrisa o el ceño adusto son la misma cosa. Y la mayoría de los objetos se reflejan en sus retinas como simples siluetas borrosas.
Gatos contra perros
Son, sin embargo -y esto ha sido demostrado científicamente-, más inteligentes que los perros. Estudios realizados por el doctor Charles N. Winslow, del Brooklyn College de Nueva York, indicaron que los gatos difieren en coeficiente de inteligencia tanto como los seres humanos. Algunos son increíblemente brillantes, pero otros carecen hasta tal punto de "materia gris", que son auténticos cretinos en cuatro patas.
Los gatos son también susceptibles a los ataques de nervios. Pruebas de laboratorio demostraron que, cuando los sufren, son producidos por los mismos factores que los causan en los hombres. Especialmente por asuntos sentimentales.
Sismógrafos vivientes
Los gatos no sólo poseen una extraordinaria resistencia física -su capacidad de sobrevivir en condiciones avdersas es casi increible- sino que tienen otras excepcionales cualidades. Observándolos en regiones donde los terremotos son relativamente frecuentes, se ha podido demostrar que este felino los detecta primero que cualquier otro ser vivo; es un verdadero "sismógrafo animal".
Poco antes de que el temblor o terremoto comience, los gatos hechan hacia atrás sus orejas y ponen los pelos de punta. Su ansiedad se manifiesta por el temblor de su cuerpo y el brillo de sus ojos. Con frecuencia maullan en tono lastimero.
El gato es un animal enigmático y muy cariñoso con los seres de su misma especie. Ama la libertad, y ha sido blanco del odio de todos los tiranos. Alejandro Magno, César, Calígula, Napoleón y Hitler los aborrecían. Y es que un individuo dominante es incapaz, sencillamente, de soportar la compañía de alguien a quien no puede mandar. ¡Y nadie puede mandar a un gato! (la negrita es mía)."
Porque la naturaleza merece nuestro más profundo respeto y allí está, ¿quién dice que no es una creación perfecta?.
Carlos Enrique Correa Lagos - Psicólogo
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