Del amigo*
Uno solo siempre acaba por convertirse en dos. Así piensa el solitario. Mi yo y mi otro yo están hablando casi sin interrupción.
¿Como podría soportarse esto si no hubiese un tercero que es el Amigo, quien impide que los otros dos se hundan en el abismo?
Porque existen muchas profundidades para el solitario.
Por eso todos aspiran a tener un amigo a su nivel.
Nuestra fe en los otros revela el objeto de nuestra fe en nosotros mismos. Nuestro deseo de un amigo descubre nuestro pensamiento.
Aquel que no osa en buscar la amistad, parece gritar: Se, al menos, mi enemigo!
Si se quiere tener un amigo es preciso también querer combatir por él y para combatir es preciso poder ser enemigo.
Hay que honrar al enemigo en el amigo.
En el amigo se debe ver al mejor enemigo. Y, cuando luchas contra éste, has de estar lo mas proximo a su corazón.
¿No quieres disimular delante de tu amigo? ¿Quieres darte a él tal como eres? ¡Ten cuidado no te envie al diablo!
Quien no sabe disimular, ofende. He aquí por qué es preciso temer a la desnudez. Ciertamente, si tu fueses un dios, tendrías verguenza de los vestidos que te cubren.
¿Has visto dormir a tu amigo? ¿Conoces su forma? ¿Como es el rostro de tu amigo? es el espejo grosero y ordinario de tu propio rostro.
¡Oh, amigo mio! El hombre es una cosa que debe ser superada.
En los sueños debes verlo todo, y a tu amigo, divizando, descubrirle lo que hace cuando está despierto.
Si tu amigo necesita piedad, procura saber si la quiere. Porque acaso lo que desea de ti es el gesto fiero y la imagen de la impavidez.
Has de hacer de modo que la conmiseración que sientas por tu amigo se disfrace de rudeza, porque en eso sólo encontraréis la elegancia y la dulzura.
¿Eres tú para tu amigo aire puro y soledad? ¿Eres pan y medicamento?
Hay hombres que no pueden liberarse de su propia cadena y son liberadores de sus amigos.
Si eres un esclavo no puedes tener un amigo, Si eres un tirano lo tendrás.
Desde hace mucho tiempo el esclavo y el tirano se hallan ocultos en la mujer.
Por esta razón, la mujer es incapaz de amistad. Ella sólo conoce el amor.
En el amor de la mujer hay injusticia y ceguera respecto a todo lo que ella no ama.
Incluso en el amor de la mujer consciente existe el lado de la luz, la sorpresa, el relámpago y la noche.
La mujer no es todavía capaz de amistad. Gatas, he aqui lo que son siempre las mujeres, gatas y pajáros. Y, cuando las cosas van mejor, vacas.
La mujer no es todavia capaz de amistad. Pero decidme vosotros, hombres, ¿Cuáles de entre vosotros sois capaces de amistad?
¡Maldición sobre vuestra miseria y codicia del alma! ¡Oh, hombres!
Lo que sois capaces de dar a los amigos, podéis darlo igual a vuestros enemigos, sin que por eso seáis menos miserables.
Existe la camaradería. ¡Que exista tambien la amistad!
Así hablaba Zarathustra.
* Texto extraido del libro ASI HABLABA ZARATHUSTRA de F. Nietzsche.
Carlos E. Correa L. "KikE"
Carlos E. Correa L. "KikE"
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