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viernes, 5 de agosto de 2011

62 - Los celos, la "infidelidad" y el encuentro con tendencias sexuales inconscientes ambivalentes III

sentimiento – como normal en algunos sujetos neuróticos, y que de algún modo la mayoría de los que los viven los ven como algo normal cuando no molestan tanto como para buscar algún tipo de orientación. También él les pone un lugar de acuerdo a la dinámica inconsciente diciendo que cuando en un sujeto que no se encuentran de manera consciente es porque han sucumbido, han sido reprimidos, se han desalojado de la conciencia y que allí tienen un papel más importante. Tratando de leer a Freud pienso en que cuando dice que estando los celos en la vida anímica inconsciente tienen un papel más importante se me ocurre considerar los sueños como ese destino al que son llevados los celos en el sujeto “no celoso”, también teniendo en cuenta el significado de la palabra.

En esta cita Freud habla de los celos observados en su clínica y que de alguna forma ponen al sujeto en una posición incómoda frente a su sufrimiento, es decir, el sujeto se encuentra de frente con su angustia, con su vacío, con algo que está fuera de su cadena significante, algo que no se liga, ósea, con lo real. Nos nuestra entonces tres tipos de celos que encontró en su clínica y que eran estructuralmente distintos, los celos concurrentes o normales, los celos proyectados y los celos delirantes.

Sobre los celos normales poco puede decir el análisis. No es difícil ver que se componen esencialmente de la tristeza y el dolor por el objeto erótico que se cree perdido, de la ofensa narcisista en cuanto nos es posible diferenciarla de los elementos restantes y, por último, de sentimientos hostiles contra el rival preferido y de una aportación más o menos grande de autocrítica que quiere hacer responsable al propio yo de la pérdida amorosa. (6)

Cuando los celos son “normales” se presentan sentimientos también “normales” más vivibles y soportables ya que el sujeto cree que el objeto erótico se ha perdido y esto tiene consecuencias en el narcisismo suyo que le exige consecuentemente redireccionar su libido y a sus pulsiones cambiar de objeto, se siente culpa, pueden haber autorreproches entre una variedad de respuestas del sujeto frente a su experiencia.

Estos celos no son, aunque los calificamos de normales, completamente racionales, esto es, nacidos de circunstancias actuales, proporcionados a la situación real y dominados sin residuo alguno por el yo consciente, pues demuestra poseer profundas raíces en lo inconsciente, continúan impulsos muy tempranos de la afectividad infantil y proceden del complejo de Edipo o del complejo fraterno del período sexual. Es también singular que muchas personas los experimenten de un modo bisexual, apareciendo como causa eficiente de su intensificación en el hombre, además del dolor por la pérdida de la mujer amada y el odio contra el rival masculino, la tristeza por la pérdida del hombre inconscientemente amado y el odio contra la mujer considerada como rival. (7)

Los celos “normales” parecen poseer profundas raíces en lo inconsciente y especialmente en el complejo de Edipo o del complejo fraterno del periodo sexual lo que me haría pensar en la posible inexistencia de la “infidelidad” en la vida adulta, o que de un momento a otro el sujeto que era “fiel” se convirtió en un “infiel” despiadado y sin consideración. Habría que ver eso en la clínica para comprobar una vez más que el adulto es el resultado de una estructuración temprana, eso, lo descubrió el psicoanálisis. También este último punto de la cita donde dice que es singular que muchas personas experimenten de un modo bisexual este afecto, y al pensar en la bisexualidad me detengo un poco para mirar la contemporaneidad, lo que pertenece a esta época y puede que se presenten los celos en el sujeto con mayor o menor intensidad, empero hay una especie de lo que yo llamaría “una liberación homosexual femenina” con sus tramas y complicaciones, por eso:

“el eslabón con el que Freud vinculó a la histeria con la paranoia pasa por la feminidad, pasa por la mujer, y ese eslabón es lo que podemos llamar la fijación femenina a la madre.”(8)

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(6) Ibíd.
(7) ibíd.
(8) Aparicio, Sol (2006), ¿Histeria o PARANOIA?, Editorial Asociación del Foro del Campo Lacaniano de Medellín, Colombia.

Escrito por: Carlos Enrique Correa Lagos en el cartel psicoanalítico de La Familia Contemporánea, Viernes 5 de agosto del 2011

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