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domingo, 1 de diciembre de 2013

94 - NEUROSIS DEL DOMINGO*

 
El autor de este texto Sandor Ferenczi fue un revolucionario, un inconforme en el buen sentido de la palabra, un inquieto, Freud en algún momento lo llama el niño necio del psicoanálisis, por esa posición de movilidad, de actividad, el nombre que le dio a su técnica, la técnica activa. Y todo ello porque comprobó en su clínica que lo que le presentaba a él era fruto de modificación, de actualización y de creación, lo mismo creían Freud y Lacan por eso el psicoanálisis no es una secta o una iglesia, donde todo esta dicho. Por el contrario, todos estos grandes hombres estuvieron dispuestos a renovar sus tesis. A continuación un interesante texto de Ferenczi tan auténtico como lo fue él.
 
"XIII
 
NEUROSIS DE DOMINGO
 
     Conocemos por la psiquiatría enfermedades que presentan una marcada periodicidad;
 será suficiente recordar la manía y la melancolía periódicas. También sabemos, pues Freud lo estableció psicoanalíticamente, que los psiconeuróticos - muchos de los cuales, como es bien sabido, sufren de recuerdos reprimidos - celebran alegremente el aniversario de ciertas experiencias que para ellos son importantes, por medio de la exacerbación de sus síntomas. Pero, según mi conocimiento, nadie ha descrito hasta ahora neurosis en las cuales los síntomas oscilan en relación con un día determinado de la semana.
    
     Y aún con todo, puedo afirmar que existe esta peculiar periodicidad. He tratado a varios neuróticos cuyos síntomas, relatados por ellos o según aparecieron en su enfermedad, contenían la información de que ciertos estados nerviosos se habían desarrollado - especialmente en la juventud - en cierto día de la semana, y que luego se habían reproducido periódicamente el mismo día.
 
     La mayoría de ellos experimentaban esta periodicidad de las perturbaciones durante los domingos. Eran en su mayor parte perturbaciones estomacales o dolores de cabeza, que aparecían en ese día sin ninguna causa particular, y que frecuentemente estropeaban a la gente joven este día libre de la semana. Probablemente no necesite decir que no dejo de lado la posibilidad de que existan otras causas racionales. Los pacientes mismos, trataron - exitosamente en apariencia - de encontrar una explicación razonable de la periódica regularidad de su estado, y deseaban relacionarla con las peculiaridades dietéticas del día domingo. Por lo general se duerme más durante el día domingo, y esto produce dolor de cabeza, decían algunos; se come tanto y tan bien los domingos, decían otros, que fácilmente el estómago sufre un desarreglo. No desearía yo negar la acción de este factor puramente somático en la provocación de la periodicidad de la enfermedad.
 
     Muchas cosas, sin embargo, indican que estos factores fisiológicos no agotan los hechos del caso. El dolor de cabeza, por ejemplo, también se produce cuando la duración del sueño correspondiente al día domingo no difiere de los otros días de la semana, y los desarreglos estomacales aparecían aun cuando los pacientes mismos, así como los que los rodeaban, fueron prevenidos, y la dieta del día profilácticamente restringida.
 
     En uno de los casos que yo conocí, el pequeño paciente tenía escalofríos y vomitaba todos los viernes de la tarde. (se trataba de un niño judío, para quien el descanso del sábado comenzaba los viernes en la noche.) Él y toda la familia atribuían dicho estado al hecho de comer pescado, pues difícilmente pasaba un viernes sin un plato de pescado. De nada le servía, sin embargo, el privarse de dicho plato, los desarreglos aparecían luego en la misma forma en que habían aparecido anteriormente; esta vez la causa parecía estar en la sola vista del peligroso alimento.
 
     El factor psicológico que me gustaría considerar como factor auxiliar o a veces como la única causa, para explicar la seguridad del retorno cronológico de los síntomas está en las circunstancias que caracterizan el día domingo, además del hecho de que en dicho día se duerme más y se come más abundantemente.
 
     El domingo es el día de fiesta de la humanidad civilizada del presente. Pero nos equivocamos si pensamos que un día de fiesta tiene sólo la importancia como día de descanso físico y psíquico; para la recuperación que generalmente nos permite, la disposición de ánimo es de gran importancia. No solamente somos en este día nuestros propios amos y nos sentimos libres de todas las cadenas que el deber y las compulsiones nos imponen; también se produce en nosotros - paralelamente a esto - una especie de liberación interna. (la negrita es mía psiquik) Sabemos por Freud que las fuerzas interiores que dirigen nuestros actos y pensamientos en forma lógica, ética y estéticamente correcta y libre de objeciones sólo reproducen instintivamente (pulsionalmente - psiquik) lo que alguna vez fue impuesto por la fuerza a la humanidad por una necesidad externa. Nada de extraño, pues, si al disminuir la efectiva presión externa se libera una parte de los instintos (pulsiones - psiquik) habitualmente reprimidos. La remisión de la censura externa, involucra también, simpáticamente, la interna.
 
     Para los no afectados directamente, siempre es interesante observar cómo se altera el nivel de un grupo de personas en ocasiones festivas. (la negrita es mía - psiquik) "En los prados no existe el pecado", dicen los estirios, dando a entender con ello que en las excursiones que se llevan a cabo los domingos a los prados de las montañas todo es permitido; los adultos se comportan como los niños, y los niños se liberan de todas las ataduras y no pocas veces hacen jugarretas que luego provocan el castigo de los que tienen autoridad para hacerlo y ponen punto final y una nota de tristeza a la alegría que reinaba anteriormente. No siempre sucede así, pues los adultos, en tales ocasiones, muestran una paciencia sorprendente, como si se sintiesen unidos por una secreta convención que garantizara a los culpables una seguridad temporaria contra el castigo.
 
     Pero no es dado a todos el privilegio de desahogarse en forma retozona de manera tan natural y libre. Los que tienen una inclinación a la neurosis, estarán en tales ocasiones propensos a una revisión del afecto, ya sea debido a que tiene que controlar impulsos (pulsiones - psiquik) demasiado peligrosos, particularmente al sentirse tentados por el mal ejemplo de los demás, o debido a que su hipersensitiva conciencia no tolerará ni siquiera pequeñas faltas. Más allá de la inoportuna depresión de estos aguafiestas, sin embargo, sus impulsos reprimidos, así como las fantasías de autocastigo movilizados contra los mismos , activado todo ello por el día de fiesta, pueden manifestarse por medio de pequeños síntomas histéricos. Y como tales debo clasificar también los dolores de cabeza y los trastornos estomacales que ocurren los domingos; el "mucho dormir", el "comer demasiado", etc., son solamente circunstancias de las cuales se vale esta pequeña neurosis, y con las cuales oculta su verdadera motivación."
 
El anterior texto hace analizar muchas circunstancias de la vida y del mundo humano, cuando se disminuye la presión que exige el mundo exterior,  las normas y las leyes que él impone, las pulsiones encuentran salida, en las festividades. No hace falta observar detenidamente lo que pasa en algunas regiones colombianas cuando llega diciembre, sale la "humanidad" pulsional matando marranos en las calles de las ciudades, tomando licor, muertes, y todo un caos se desata por esa liberación interna de la que habla Ferenczi. Además en la misma medida suena música sin ninguna clase de cesura agrediendo a la mujer con la jocosidad del caso, no hay nada que tapar porque la libertad pulsional se justifica con la alegría de fin de año. Finalmente se puede decir que esas son las circunstancias pero hace falta analizarlas para no ignorar su sentido.
 
Carlos Enrique Correa Lagos - Psicólogo 
 
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Bibliografía

*Ferenczi, S (1967) TEORÍA Y TÉCNICA DEL PSICOANÁLISIS. Ed: Paidós, Buenos Aires, Argentina. P.141 et 143

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