LA SEXUALIDAD EN LA VIDA COTIDIANA
Karem Gutiérrez Restrepo – kgutierrez28@estudiantes.areandina.edu.co
Jean Paul Parra – jparra60@estudiantes.areandina.edu.co
Jhon Eduar Fernández jfernandez31@estudiantes.areandina.edu.co
Fundación Universitaria del Área Andina - Pereira
Materia: Psicología Clínica Psicoanalítica
Grupo: 405 IV semestre Psicología
En el siguiente ensayo
se hablará sobre la sexualidad que vivimos día a día las personas, una
sexualidad que empieza desde que nacemos hasta que morimos, tomando como punto
importante la visión desde el psicoanálisis con los diferentes placeres en las
zonas erógenas.
El impulso sexual es tan
importante para nuestra vida que nos genera emociones, pensamientos, actitudes,
sentimientos e incluye nuestras relaciones con los demás.
“El placer de mamar en
el lactante (...) corresponde, desde un punto de vista psicoanalítico a un
placer sexual” (Nasio, 1996, p.61). De aquí podemos partir que la zona erógena
en el niño es la boca y que utiliza la succión para satisfacer dicha pulsión
empleando el seno de la madre como objeto externo para saciar su deseo.
Posteriormente la zona
erógena no solo va hacer la boca, sino que también pasará a ser el ano “De
manera que la estimulación de la mucosa intestinal por las heces provoca
sensaciones voluptuosas y placenteras en el niño” (Guzman Rivera, 2008, p.17). Esto ocurre cuando el niño tiene alrededor de dos años ya que en esta
etapa empieza a aprender a controlar sus heces.
Seguidamente la zona
erógena pasará a ser los genitales del niño (El pene en el niño y el clítoris
en la niña) aquí Guzmán (2008) afirma: “ya se ha consumado una elección de
objeto que originalmente es la madre para ambos sexos” (p.18). Esto quiere decir, que
el infante empezará a tener un deseo incestuoso hacia su madre (el complejo de
Edipo), deseo que será para toda la vida de una forma inconsciente (Nasio, 1996) . El niño aquí se
encuentra entre los cuatro y los seis años, y manifiesta su interés por la zona
erógena haciendo diferentes inquietudes que siempre van
dirigidas a los genitales y que son tan frecuentes en los niños a esta edad.
Luego con el
comienzo de la pubertad (etapa de la vida que empieza alrededor de los once
años), la pulsión sexual se incrementará en las zonas erógenas como los
genitales y su forma de complacer estos impulsos muchas veces se dará por medio
de la masturbación, que es una actividad muy común en los adolescentes de hoy
en día.
Vale aclarar que a
partir de aquí cuando se habla de zona erógena no solo se hace referencia a los
genitales de ambos sexos, sino que también se podrá observar que algunas zonas
erógenas que se tuvieron en el pasado habrán evolucionado y se manifestarán en
la vida adulta como se explicará a continuación.
Después de los
doce y alrededor de los quince años los jóvenes empiezan a tener sus primeras
relaciones, estas empiezan sentimentalmente intentando satisfacer de una forma
parcial los impulsos que vienen del inconsciente. Aquí es donde se puede dar un
buen ejemplo de como las zonas erógenas han evolucionado ya que se siente “placer de mirar, de mostrarse, de acariciar,
de sentir el olor del otro” (Nasio, 1996, p. 61). Se puede tomar como referencia de esto y de
la continuidad de las zonas erógenas cuando las parejas manifiestan placer y
muestra de afecto mediante besos, ya que aquí están saciando un impulso que
viene de una zona erógena que está presente desde el momento de nacer como es
la boca. De aquí se puede inferir que el goce que se sentía al succionar cuando
niños es remplazado por los besos a la pareja deseada.
En esta parte de la vida, la pareja del individuo se
interpretará como un “objeto fantasmatizado” (Nasio, 1996, p.63). Objeto que está casi siempre presente en
nuestros placeres parciales ya descritos anteriormente (besos, caricias, etc.).
En este punto es válido aclarar que los objetos fantasmatizados u objetos de
deseo cambian con los años, considerándose el seno materno como el primer
objeto de placer.
Siguiendo con el tema de las parejas es importante definir
varios términos que pueden ser un poco confusos al momento de hablar de la
sexualidad y que puede dejar más claro
este punto. Estos conceptos son: la necesidad, el deseo y el amor. Aunque son
conceptos muy distintos, al momento de asociarlos con las parejas se pueden confundir
mucho, hasta el punto de explicarlos de la misma forma.
Una buena forma de empezar a explicar estos conceptos es con
el de la “necesidad” ya que así se puede aclarar la diferencia entre placer
orgánico y placer sexual. Partiendo de esto se puede decir que la “necesidad”
es “la exigencia de un órgano cuya satisfacción se cumple realmente con un
objeto concreto” (Nasio, 1996, p.62). De esta forma el concepto necesidad se daría
para saciar un placer orgánico y un buen ejemplo de esto sería cuando se come
pizza, tomando el hambre que se tenía antes de consumir el alimento como la
necesidad orgánica y la pizza como el objeto en concreto para saciar este
deseo.
Ahora se explicará el concepto de “deseo” partiendo de la explicación
que “El deseo, en cambio, es una expresión de la pulsión sexual o, para decirlo
mejor es la pulsión sexual misma” (Nasio, 1996, p. 62). Como pulsión sexual debe buscar siempre
alcanzar el placer absoluto, esto como se explicó anteriormente es el incesto.
Pero como el inconsciente nunca alcanza dicho placer, este se conforma en
saciarlo con otro cuerpo que como el mismo, también tiene deseo. Un ejemplo de
esto es el que se dio anteriormente de las parejas, ya que aquí ambas están
saciando una pasión de deseo con la otra persona.
Ya por último se puede explicar el amor como “un apego al otro,
pero de carácter global” (Nasio, 1996, p.63). A diferencia de la pulsión sexual (el deseo)
que tiene su lugar de satisfacción en una zona erógena, el amor no tiene zona
erógena explicita.
Teniendo estas palabras claras se empezará a hacer un análisis
de cómo una relación entre dos personas pasa por dichos conceptos hasta lograr
un gran apego que podría considerarse amor, saciando de esta forma el impuso
sexual de ambos individuos que compone la relación.
Cuando dos personas empiezan una relación es porque sienten
una atracción que podría traducirse en deseo.
Este deseo como se explicó anteriormente es una pulsión del inconsciente
que se puede satisfacer con otra persona que también desea, en este caso la
pareja. Otro punto importante que ya se explicó anteriormente y que se puede
pasar a este ejemplo tan cotidiano como
es una relación, es la satisfacción parcial del deseo. Y es que el inconsciente
al no poder descargar todo el impulso que tiene sexual, se conforma con
utilizar la pareja como objeto de deseo y realizar acciones como los besos las
caricias, las miradas, entre otras manifestaciones de afecto para saciar
parcialmente dicho deseo.
Posteriormente en una relación, cuando ya lleva tiempo y
muchos momentos de satisfacción parcial de deseos (como los mencionados
anteriormente), empieza una clase de “conexión” o apego hacia esa persona. Esta
conexión no necesita de una zona erógena ya que se trata de un apego meramente
sentimental que en otras palabras y en los términos anteriormente descritos es
el “amor”. Este proceso que se acaba de
describir, que empieza con una simple atracción y llega a un “alto” nivel como es el amor, es la
evolución de una relación de pareja, la cual se realiza de una forma
inconsciente.
Con este trabajo se puede concluir que las pulsiones sexuales
que vienen del inconsciente intervienen en muchos aspectos de nuestras vidas,
ya que se puede decir que el ser humano está en una constante búsqueda de
placer continuo, y el mejor ejemplo de esto es una relación de pareja. Porque
cuando un individuo está en la búsqueda de conquistar a esa persona deseada,
elementos como miradas o cariseas hacen parte de un placer parcial. Y no solo
en el momento de conquista se siente estas clases de placer, ya que, al tener
una relación establecida, con más razón, existe una gran confianza y se podrá
satisfacer estos deseos partiendo de los besos y caricias iniciales hasta
llegar a la relación sexual.
Referencias
- Guzman Rivera, C. (2008). www.tesis.uchile.cl.
Obtenido de
http://www.tesis.uchile.cl/tesis/uchile/2008/guzman_c2/sources/guzman_c2.pdf
- Nasio, J. D. (1996).
El placer de leer a freud. España: Gedisa .