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viernes, 28 de septiembre de 2012

00 - Algo para decir (Escrito para la graduación) 27 septiembre del 2012


Haré un paréntesis en este espacio para expresar algo, ya lo he hecho en otro momento.


Algo para decir:

En este momento me quiero dirigir a los presentes para poner un poco de mi sentimiento afuera, darles esto que no es tan mío, ustedes hacen parte, hacen parte y por eso están aquí, porque son parte de lo que trataré de expresarles:
Hace algún tiempo era sólo un joven al que la vida se encargó de poner un obstáculo intenso, éste consistió en el encuentro, la visita y la charla íntima con la muerte, un alto en el camino, un silencio y la experiencia. Causé sufrimiento y mucho llanto a las personas que más amo, en un momento todo el universo que me rodeaba fue impactado por ese encuentro del que les hablé anteriormente… dejaré para profundizar en esas personas unas líneas más abajo.
Ahora nueve años después de la tormenta que poco a poco se fue acallando me encontré con una persona más madura, ya tenía intentos de barba, sus huesos más largos y un brillo en los ojos que daban la sospecha de que lo que se venía era lo mejor. Efectivamente, estoy hablando de mí, de ese al que llaman Kike, unos Carlos, Enrique y otros de otra manera, pero soy el mismo.
Ésta noche quiero hacerlos parte del sentimiento que antes mencioné, si es posible ponerle palabras, lo que les puedo decir que es lo más parecido a una mezcla entre alegría, emoción, nostalgia y gratitud, con cada uno de los presentes y de los ausentes también, no me alcanzaría ni ésta hoja ni otras para plasmarlo, porque simplemente el contenido del afecto se siente, no se dice.

Ahora quiero nombrar a las personas que son más que simples personas en mi vida, sin ellos la existencia no me hubiese sido dada, es el Señor Hernando Correa Méndez y la Señora Luz Elena Lagos Pérez, mis padres, sin su amor el que les lee esto simplemente no existiría y nada de esto estuviese pasando, lo que siento por ellos es tan inmenso como el universo mismo, si existen los ángeles mi madre es el mío, una guerrera como ella no se encuentra fácilmente y si existe, es una guerrera diferente, ya que ella es única. Mi padre es el complemento de la primera, un gladiador, un verdadero guerrero, y el luchador que más admiro, ha librado muchas batallas con el destino; y es por eso que están juntos, la batalla que quizás marcó nuestras vidas fue la prueba con la que comencé éste escrito. Nuestra historia se asemeja a la Odisea, con Ulises como protagonista, Penélope y el cambio de Telémaco a su espera. Una historia de amor y de tristezas que al amanecer es alegría.
Espero que me alcance la vida para agradecerles todo lo que han hecho por mí, ustedes dos que han sido mis guías, mis ejemplos, y por ustedes dos soy lo que soy.
Después de ellos, Gracias a mi analista, a mi familia que también estuvo presente en ese momento, por darme su apoyo, gracias a mi abuela Lucila Pérez Alcalde y a mi abuelo Francisco (pacho) Lagos que seguramente está presenciando esto con nosotros, a mis tías y tíos, a mis primos, a mis compañeros, amigos y colegas, a mis vecinos, a mis gatos Yako y pequeño pancho, a los que fueron mis perros tapuncho y tattoo y a todos los que tienen que ver conmigo.
Ahora en esta noche con ustedes, se presenta un Psicólogo que ha conocido la vida y la muerte, que luego de todo el recorrido por éstas, les dice que lo que no se enfrenta con valor muere y lo que muere seguramente lo hace porque se dio por vencido o tal vez por el azar, muy pocas veces por el azar.
Ya nos veremos en el camino… eternamente, gracias.

Escrito el 23 de septiembre del año 2012 a las 5:05 de la tarde.

Carlos Enrique Correa Lagos - Psicólogo egresado de la Unab - Cue

martes, 18 de septiembre de 2012

76 - El carácter psiquico del dinero (*La cultura del dinero)

 
 
Pasando por alto la trascendencia que tuvo la llegada de los españoles en el año 1492, el gran saqueo que llevaron a cabo durante cincuenta años y muchos más elementos históricos, para la conformación del dinero, se citará y se hablará a continuación de la cultura del dinero, consecuencia de la colonización.
 
"La cultura del dinero:
 
España y Portugal enfrentaron múltiples dificultades a la hora de administrar el oro y la plata que extrajeron de las Américas con posterioridad a 1500, pero otros lugares del mundo sacaron provecho de ello. La difusión del oro y la plata de América a través del Atlántico y el Pacífico inauguró la era comercial moderna. Durante los siglos dieciséis y diecisiete, las monedas de plata y hasta las de oro se hicieron asequibles como nunca antes en la historia. A contar de entonces, el empleo de monedas confeccionadas con metales preciosos ya no se limitaría a las personas de fortuna. Desde esa época el panadero podría utilizar monedas para adquirir harina del molinero, quien las empleaba a su vez para comprar trigo al granjero, quien las utilizaba para comprarle el pan al panadero. -se nota aquí la dinámica de intercambio de un objeto que en sí mismo no tiene valor, apartado de contexto, no sirve-. El carnicero y la tejedora, el carretero y la costurera, el cochero y el tonelero comenzaron a comprar sus materiales con dinero y a vender sus productos a cambio de dinero, y con menos frecuencia a intercambiarlos por otros bienes y servicios. Cada vez más se pagaba los impuestos y diezmos en dinero antes que en productos.
Tal como la revolución bancaria había aumentado la cantidad de dinero circulante e incorporado a los mercaderes de toda Europa occidental en un único sistema comercial y financiero, el aumento de monedas de plata en circulación incorporó a las clases menos favorecidas al sistema. El descubrimiento de la gran riqueza de las Américas tuvo un impacto mucho más inmediato en la vida de la gente común que el que había tenido la revolución bancaria precedente. Los oficios que tradicionalmente habían dependido del dinero -soldado, pintor, músico y preceptor- se centraron más todavía en el pago del servicio y menos en la práctica de intercambiarlo por otros servicios, como pensión completa o raciones de pan, alcohol o sal. Incluso las prostitutas y los posaderos comenzaron a mostrarse cada vez más renuentes a aceptar productos y mercancías como forma de pago; todos querían monedas de oro y cuando menos de plata.
En el siglo diecisiete en particular, la nueva redistribución de la riqueza dio origen a una vasta clase media formada por mercaderes. Ellos originaron a su vez oficios enteramente nuevos y centrados en el dinero. Al expandirse la actividad bancaria, aparecieron los intermediaros o brokers, que se especializaron en la compra y venta de cualquier cosa, desde los bienes raíces a una participación en una expedición comercial a China. Y también agentes de seguros especializados en dividir el riesgo asociado a un único viaje entra varios de ellos.
Todos esos nuevos oficios crearon fuentes de riqueza que hasta entonces eran de escasa magnitud e importancia o enteramente desconocidas dentro de la sociedad aristocrática. En  la sociedad feudal, la riqueza se derivaba, privilegios y tierras otorgados por el monarca o arrebatados por la fuerza durante las guerras. Ahora, individuos sin ningún titulo, concesión o porción de tierras tenían más dinero para gastar que los viejos aristócratas. En una era en que el arte de la guerra era cada vez más responsabilidad de un ejército profesional antes que de la clase noble, los mercaderes en alza se vieron en posición de adquirir grandes porciones de tierra que no era preciso conquistar a través de la confrontación. En el sistema social emergente, a la acomulación de una fortuna familiar le seguía cada vez más un título y privilegios y la cuidadosa realización de matrimonios ventajosos.
La mayor disponibilidad de monedas facilitó asimismo el comercio internacional y los nexos financieros que poco a poco comenzaron a interrelacionar las economías regionales. Los mercaderes de toda Europa no aceptaban las letras de cambio de los banqueros, pero estaban dispuestos a aceptar las nuevas monedas de plata fundidas en Perú o en México. El mayor impacto inicial ocurrió en Africa, donde la nueva riqueza estimuló el mercado tradicional de esclavos, que creció más que nunca. Con gran celeridad, una vez abierta la espita de la riqueza de América, Africa se convirtió en un vértice del comercio triangular con Europa y América. Los esclavos africanos iban a parar a las plantaciones caribeñas, la plata americana y el azúcar caribeño iban a parar a Europa, y buena parte de la plata y los bienes manufacturados europeos iban a Africa para comprar más esclavos y embarcaciones rumbo a América.
Durante el siglo dieciocho, los nexos comerciales se extendieron desde el Atlántico norte y la franja media del Atlántico hasta incluir el océano Pacífico y el Indico, y finalmente incluso el Artico. La red se amplió a partir del comercio de esclavos para abarcar el de especias con el sur de Asia, el comercio de seda y porcelana con China, el tráfico de opio con India y el comercio de pieles con Siberia, Canadá y Alaska.
Con la conquista de América, España abrió una tubería que comenzó a bombear un torrente de plata a la economía mundial, pero España fue incapaz de controlar el flujo. Y ningún emperador chino o sultán otomano, ningún sha de Persia y ningún zar ruso resultaron más capaces que los monarcas españoles a la hora de canalizarlo y controlarlo. España había liberado una potencia que ahora corría por todo el globo y operaba con fuerza propia, con independencia de la Iglesia y el Estado. La riqueza de América se había desbocado. El mundo nunca volvería a ser el mismo."
 
Es así como España la gran violadora (no madre) patria, pagó el precio por robar el oro de los indígenas de las Américas, fue como una gran maldición otorgada por el diablo (en creencias de los Bolivianos), y como toda maldición ejecutada con la rudeza del destino, ni España quedó con los privilegios porque a la vez fue robada por varios países del mundo y también el mundo quedó con la suerte del dinero, no siempre buena.
 
Ahora el dinero salió de los ricos o aristócratas al pueblo, a la gente pobre para que ya éstos últimos con el poder que adjudica el mismo, pudieran entrar a competir como también a ganar.


*Weathweford, J. (1997) La historia del dinero. de la piedra arenisca al ciberespacio. Editorial: Andrés Bello, Barcelona, España.

Carlos Enrique Correa Lagos - psicólogo

martes, 11 de septiembre de 2012

75 - El carácter psiquico del dinero (*Dorada maldición)



Se continuará viéndo el tema del dinero y su transformación en el mundo social y en el psíquico de lo humano, éste último será el objetivo de este empeño, se seguirá adentrando en el oro, ahora con el componente cercano y muy relacionado, el demonio:

""Haz dinero, si puedes por medios justos, si no, haz dinero por cualquier medio" Horacio

Los indios quechuas, que excavan las minas y extraen los minerales de los Andes bolivianos, se fatigan en el subsuelo y en la penumbra bajo la tierra , bajo la luz vacilante que controlan el demonio y su esposa. Tan sólo el diablo posee el poder de garantizar o denegar el dinero, el éxito y la riqueza a los mineros que allí laboran. De vuelta en la superficie, rezan a la virgen María y los santos para que les ayuden a resolver problemas de salud y amor, pero en los altares a oscuras dentro de las minas solicitan favores al diablo y a su consorte. La virgen María y los santos controlan el agua sobre la tierra y, por esa vía, las cocechas, los animales y la fertilidad, pero puesto que el dinero proviene del oro y la plata, que proviene a su vez de los demonios del diablo en las entrañas de la tierra, sólo este último y su esposa pueden otorgarlo a los humanos. En cierto sentido, el diablo y los mineros bolivianos se parece al dios griego Plutón - Plutón es el dios romano de los infiernos, el griego se llama Hades -, que, como el rector del subsuelo, tenía el poder de distribuir sus metales y era también el dios de la riqueza.

En la profundidad de las cavernas subterráneas, los mineros levantan altares al diablo, a quien llaman El Tío, y a su cónyuge, la China Supay. Las estatuillas lo representan con grandes cuernos retorcidos sobre la cabeza y los ojos saltones , desorbitados, inyectados de sangre. A ambos costados de la cabeza luce grandes orejas de mula, y dos largos colmillos negros afloran de su mandíbula inferior. Los dientes restantes son por lo general dagas afiladas hechas con trocitos de espejos en los que se refleja la escaza luz que pueda haber en la oscuridad de la caverna, otorgando al demonio una sonrisa que resplandece con ferocidad. Lleva una corona enorme, con una serpiente o un lagarto rampante sobre ella, con las fauces abiertas y distendidas en lo que parece un alarido de furia. El ídolo que representa al demonio suele hallarse junto a la figura más bien deslucida de su esposa, de rostro ancho y aplastado y complexión sanguínea, semejante, si se quiere, a las mujeres bolivianas que uno ve por la calle.

Los mineros siempre están realizando plegarias ante las imágenes de El Tío y la China Supay. Encienden velas a los amos del subsuelo y cada minero porta una oferta diaria de un cigarrillo, una libación de alcohol o unas hojitas de coca para el diablo y un terrón de azúcar para su esposa. En ceremoniales específicos de apaciguamiento, después de terremotos o trágicos derrumbes, han de hacerse grandes sacrificios de ovejas o llamas. En estos sacrificios se esparce la sangre alrededor del altar y el chamán extrae el corazón latiendo del animal sacrificial para esparcir la sangre en las cuatro direcciones sagradas de la cosmología incaica. El acto da pie a un contrato, o k'araku, entre el feligrés y las deidades. A cambio de la ofrenda, el diablo garantizará la vida del minero. Los sacrificios suelen realizarse en agosto, el mes sagrado del demonio, en que tradicionalmente los mineros adquieren su equipo y vituallas para el año siguiente. Los sacrificios al diablo también abundan en la estación carnavalesca previa a la Cuaresma, época en que se aflojan los costerñimientos habituales.

De acuerdo con el saber local, ciertos peticionarios codiciosos quieren más que una única vida, más que el justo sustento para persistir en un día más de labor. Anhelan aunténtica riqueza. Para obtenerla, el peticionario debe traer una ofrenda muy particular, un ser humano, al que se sacrifica del mismo modo que la llama. Siempre que aparece en la montaña y cerca de las minas el cuerpo de una persona, casi siempre el de un individuo joven que gozaba hasta entonces de buena salud, y si presenta algunas marcas infrecuentes, los indios comentan que fue sacrificado al diablo y a la China Supay. Un k'araku de ese tipo, un contrato dorado con el diablo, se hace sólo por dinero.

Durante cerca de cinco siglos, los indios de Bolivia han explotado los mayores depósitos de plata del mundo y durante cinco siglos han seguido siendo uno de los pueblos más pobres de la Tierra. No debe sorprendernos, pues, que hayan asociado una maldición a la explotación minera de los yacimientos de plata, a la fundición de monedas y al don de hacer fortuna. Todo cuanto aprecian a su alrededor son amplias evidencias del éxito de esas maldiciones y esos pactos con el diablo. Apuntan a la evidencia histórica, como el asesinato del último emperador inca, Atahualpa, a manos de Francisco Pizarro, quien heredó entonces toda la riqueza del imperio incaico. Apuntan a sus conciudadanos, que han hecho millones de dólares en el tráfico de cocaina, lo que sólo puede haber ocurrido con la ayuda del diablo y su cónyuge. ¿De qué otro modo podrían esos individuos, escasamente educados, haber desafiado los esfuerzos del ejército boliviano y la refinada tecnología que el gobierno de Estados Unidos ha empleado para capturalos? Los mineros saber por experiencia que día a día se arriesgan al sacrificio, a una muerte temprana por accidente o por los estragos que causa la pobreza, en tantos otros, que habitan lejos de allí y nunca han laborado en las minas, llevan la existencia lujosa de los millonarios. Insisten en que esas desigualdades de fortuna sólo pueden explicarse por la vía de sacrificios mágicos y especiales al demonio."

*Weathweford, J. (1997) La historia del dinero. de la piedra arenisca al ciberespacio. Editorial: Andrés Bello, Barcelona, España.

Carlos Enrique Correa Lagos - Psicólogo

domingo, 9 de septiembre de 2012

74 - El carácter psíquico del dinero (La idolatría del oro*)


Al seguir esta exposición se cae en cuenta que el dinero, no siempre ha sido dinero como lo conoce la humanidad actual, el objeto dinero se ha representado en cosas, animales y humanos (eclavos), etc. Sin embargo hay un elemento adicional a este tema que son los metales como el oro, la plata, el bronce, etc, que han tenido y tienen mucho más valor que un billete de los que circulan actualmente. Este artículo tratará sobre ello:

"La idolatría del oro

Después del alimento, uno de los bienes de intercambio más valorados y populares entre los seres humanos es el metal. De todas las sustancias que pueden utilizarse para fabricar dinero, el metal tiene más aplicaciones prácticas que otras y ha conservado su valor por más tiempo y en un radio mayor que ninguna otra. Como se lo puede reducir a piezas más o menos pequeñas es un buen medio de intercambio. No es tan voluminoso como los troncos empleados por los hondureños, ni tan engorroso como las sacas de maíz de los guatemaltecos. A diferencia de los bienes alimenticio, que desaparecen cuando se los consume, el metal puede ser convertido en algo de utilidad en cualquier momento y pese a todo conservar su valor. Puede convertirse en una joya o la punta de una lanza un día y, al siguiente, ser utilizado nuevamente como dinero.
De los países escandinavos a Africa Ecuatorial, siempre los pueblos han empleado objetos particulares y estandarizados de hierro como dinero. Los sudaneses hacían azadas de hierro. Los chinos tenían una azada de bronce, de una forma ligeramente distinta, y unos cuchillos en miniatura del mismo material. Los antiguos egipcios empleaban el cobre, mientras los pueblos de Europa meridional preferían el bronce. La gente de Myanmar (Birmania) se valía del plomo y la de la península malaya usaba el estaño, que allí abunda.
En Africa Occidental, la gente utilizaba manillas de cobre como una modalidad específica de dinero. En Liberia y otras regiones se valían de tiras alargadas de hierro, aplanadas aplanadas por ambos lados y conocidas como peniques Kissi, en honor de la tribu kissi que las fabricaba. Las tribus de Congo utilizaban barillas de latón, y en Africa Oriental muchas tribus fabricaban objetos de metal con formas distintivas, para utilizarlos sólo en su sociedad. La forma de su moneda de hierro era tanto una forma de identificación para su gente como un lenguaje particular.
Con el desarrollo tecnológico, el tipo de objeto se volvió más refinado y sufrió grandes avances con el descubrimiento de los diversos metales. De todos los metales, el oro ha sido el más valorado en todo el mundo. El oro tiene relativamente pocos usos prácticos fuera del decorativo y en sofisticadas aplicaciones tecnológicas ultramodernas; con todo, la gente se ha sentido siempre atraída por él. Aun cuando carezca de utilidad, la evidencia empírica demuestra que los seres humanos han ansiado siempre tocarlo, emplearlo, jugar con él y poseerlo. (lo subrayado es mío). A diferencia del cobre, que se vuelve de color verde, del hierro que se oxida, y de la plata que pierde su brillo, el oro puro conserva toda su pureza y permanece inmutable.
La gente en todo el mundo ha asociado el oro y la plata con la magia y la divinidad. A veces, la lista de substancias divinas incluía otros bienes preciosos como la seda en la India, las prendas de vicuña en el antiguo Perú, el aceite de oliva en Judea y la mantequilla en el Tíbet, pero en casi todas las partes se consideraba el oro y la plata como substancias de carácter sagrado. En la mayoría de culturas, los dioses valoraban las ofrendas en metales preciosos más que las flores, los alimentos, los animales o incluso los seres humanos.
Los mayas de Yucatán sacrificaban a sus deidades objetos de oro, plata y jade en los senotes sagrados, hondas lagunas que se formaban en la base de piedra caliza de la península. En una comunidad de las tierras altas de Colombia, antes del arribo de los europeos, los indios chibchas realizaban cada año un ritual en que recubrían a su jefe de polvo de oro y, cuando éste se sumergía en el lago sagrado, el agua lo limpiaba del oro y éste se transformaba en ofrenda a los dioses. Los españoles llamaban al jefe "El Dorado", y su riqueza se convirtió en objeto de la mayor persecución en la historia del mundo.
Al oro, en particular, se lo consideraba substancia divina. Los pueblos advertían la semejanza de su colorido con el sol, una coincidencia a la que adjudicaban un significado profundo. Los antiguos egipcios creían que el oro era sagrado para Ra, el dios del sol, y enterraban grandes cantidades del metal con los cadáveres de sus faraones, también figuras divinas. Entre los incas, el oro y la plata representaban el sudor del sol y la luna, y recubrían las paredes de sus templos con estos metales preciosos. Incluso después de la conquista europea, después de que los españoles se apropiaran del oro y la plata indígenas, los nativos decoraron los nuevos templos cristianos con papel aluminio, para imitar los materiales sagrados, y esparcían en el aire confeti dorado y plateado en lugar del polvillo de oro. Los pueblos antiguos de India creían que el oro era el semen sagrado de Agni, el dios del fuego; hacían donaciones en oro por cualquier servicio que los sacerdotes de Agni presentaban".
 
Con esto se irá adentrando el tema a la importancia de la prepresentación del dinero en el psiquismo humano, o como se titula este trabajo, El carácter psíquico del dinero. El oro es más importante y valioso en la vida anímica y psiquica que el papel dinero, idénticamente como en lo social, y siempre se resaltará lo que se dijo anteriormente EL DINERO TOMA VALOR EN LA VIDA CULTURAL Y SOCIAL fuera de este campo no tiene validéz. así que de ahora en adelante una serie de escritos tratará el valor del dinero para terminar analizando todo el conjunto.

*Weathweford, J. (1997) La historia del dinero. de la piedra arenisca al ciberespacio. Editorial: Andrés Bello, Barcelona, España.

Carlos Enrique Correa Lagos - Psicólogo

jueves, 6 de septiembre de 2012

73 - *Las Sirenas una atracción irresistible

 
Este escrito tiene una gran profundidad para entender además del sexo también a la prostitución desde la Mitología Griega, se transcribe también para apoyar al Psicocinema de este 7 de septiembre con la proyección El Lado oscuro del Corazón: http://www.facebook.com/#!/events/403494196384131/

"Hace muchos siglos los mares griegos estuvieron invadidos por sirenas -endriagos fabulosos, mitad mujer parte pez o porción mujer fracción ave-.
Las sirenas atraían irresistiblemente a los marinos quienes perdían la razón al escuchar sus cantos melódicos y sensuales y naufragaban en los torbellinos y abismos del Mar Tirreno.
Homero narra en la "Odisea" que Ulises se hizo amarrar al mástil de su navío y que le ordenó a su tripulación que se taparan los oídos con cera para no escuchar los himnos eróticos de las sirenas que acechaban y acechaban en los remolinos de aquellos piélagos encantados.
Entre las sirenas más famosas y terribles estaba Escila quien fue ninfa de singular belleza que sedujo a Glauco -el semidiós náutico fatídico-.
Y por Escila haber embelesado a Glauco, Circe -la hechicera- la transformó en una sirena monstruosa quien moraba en los huracanes peligrosos en donde se ahogan los navegantes que se dejan arrastrar por sus quejidos orgásmicos. (la negrita es mía).
Otra sirena célebre fue Caribdis, quien "se confundía con un abismo insondable e insaciable que se bebía tres veces al día las aguas del Mar Tirreno" y luego las eructaba produciendo olas dominantes y tsumanis, que causaban inundaciones y mortandades.
Homero cuenta en la "Odisea" como la embarcación de Ulises escapando de Caribdis se acercó a Escila, quien de un sólo bocado se engulló a seis remeros.
De ese trágico episodio proviene la conocida expresión "entre Caribdis y Escila" para significar dos situaciones de peligro letal difícilmente evitables.
En aquellos misteriosos océanos infestados con sirenas navegaba Hécate -divinidad poderosa y espantosa-, temida por los conjuros espirituales y encantamientos para magnetizar, seducir y atrapar a hombres a quienes envolvía con su látigo y asesinaba con su puñal y ritualmente los velaba con dos antorchas encendidas en los peñascos o en las playas antes de ingerirlos.
También aterrorizaba en aquellos pontos Calipso -la ninfa marina de belleza deslumbrante quien cantaba con más lujuria que la Musa Melpómene.
Calipso reinaba en la isla Ogigia -tierra de placeres- en donde retuvo a Ulises para que se casara con ella y a cambio le ofreció hacerlo inmortal sí el heroe de Ítaca renunciaba a Penélope -su mujer- y a Telémaco -su hijo-, según lo relató Homero en la "Odisea".
Desde esos tiempos malhadados las sirenas simbolizan los instintos salvajes de las hembras en ardor carnal erótico, quienes con su vos poética, gemidos de placer, suspiros y asfixia de climax, hacen rendir a Eros a los machos cabríos quienes sin calcular las consecuencias buscan tener sexo a veces fatal. (la negrita es mía).
Las sirenas se llevaban muy bien con Proteo -el dios marino quien tenía poderes sobrenaturales para metamorfosearse adoptando figuras antropomorfas, zoomorfas y vegetales; deidad que a veces las encubría y disfrazaba para que tendieran trampas con sus palabras dulces, cargadas de amargura a los ingenuos melómanos que se enternecían con los cánticos seductores.
Las sirenas le rendían culto a Poseidón por permitirles morar en sus dominios, por eso lo escoltaban cuando el dios navegaba imponente en su carruaje tirado por caballos marinos, disfrutando de los torbellinos que rugían y tifones que gritaban, enarbolando su autoridad con el tridente o báculo marino, insignia de él y de otras deidades como Neptuno, Anfitrite, Nereo y las Nereidas."

** López, A. (2007) Mitos Griegos. Editorial: Kingkolor SA.

Carlos Enrique Correa Lagos - Psicólogo

lunes, 3 de septiembre de 2012

72 - LA HISTORIA DE EDIPO JUGUETE DEL DESTINO (contada con más elementos)


 
Seguiremos con el inevitable u obligado repaso para ver el alma humana desde la Mitología Griega, importante para la psicología de todos los sujetos, por segunda vez con Edipo:

"El rey de Tebas Layo del linaje de Cadmo estaba casándose con Yocasta hija del noble Menoceo. Como pasaban los años y no tenían descendencia consultaron el Oráculo de Apolo en Delfos quien les contestó que puesto que pedían un hijo les podría ser concedido si así lo deseaban, pero que a causa de él les sobrevendrían muchas desgracias llegando incluso a ser el asesino de Layo, su padre, y terminando por casarse con su propia madre. El terror se apoderó de los dos esposos que resolvieron vivir y dormir separados . pero un día en que Layo había bebido más de la cuenta tuvo ganas de ayuntarse con Yocasta y aunque ésta en principio se resistió, como le amaba entrañablemente consintió en ello quedando embarazada.
De este amor nació un hijo varón y recordando ambos progenitores el terrible destino que se cernía sobre sus cabezas resolvieron luchar contra él con todas sus fuerzas y para ello según una versión fue abandonado ("estilo moisés") en un cesto en las porcelosas olas del mar, y según otro relato, uno de los criados de Layo agujereó los pies del casi recién nacido y pasando unas cuerdas por los orificios abiertos lo dejó en el monte Citerón, colgando de los pies de una rama de un árbol. Un pastor que acertó a pasar por allí, se apiadó de la pobre criatura y lo recogió llevándole al palacio del rey Pólibo de Corinto. La esposa de éste, Mérope, le curó los pies y lo crió como si fuera hijo suyo. Al tener los pies hinchados por el horrible suplicio el niño fue denominado Edipo (en griego Oidipous literalmente "pies deformes").
Ya al llegar a la edad viril uno de los compañeros de Edipo se había enemistado con él y con objeto de amargarle le reveló que sus padres no eran los reyes de Corinto. Al llegar a palacio éstos ofrecieron al muchacho una respuesta muy poco convincente por lo que resolvió consultar el Oráculo de Delfos, quien todavía le sumió en mayor confusión y horror cuando oyó por boca de la Pitial: "Matarás a tu propio padre, te casarás con tu madre y dejarás a los hombres una abominable descendencia". Enloquecido por estas predicciones y como en lo más íntimo de su corazón creyera que Pólibo y su esposa Mérope eran sus padres legítimos, no se atrevió a regresar a Corinto por miedo a que se pudiera cumplir lo que el Oráculo le habían manifestado.
Así pues, saliendo de Delfos en vez de marchar hacia el Sur dirección en la que estaba emplazada la cuidad de Corinto se dirigió hacia el Norte, camino de la Beocia cuya capital era Tebas, Por el camino al llegar a un lugar angosto encontró un carro tirado por caballos que le obstruyó el paso mientras la voz de un criado le ordenaba que se apartara y dejara paso al anciano Layo rey de Tebas, quien a su vez increpó con insolencia al muchacho. Edipo levantó cayado que llevaba y poco después el cochero, el propio Layo y un criado murieron descalabrados por el muchacho, sin sospechar que de esta forma se cumplía la primera parte del dictado del inexorable destino, ya que aun no conociendo su identidad había asesinado a su propio padre. En muchas versiones uno de los criados consigue escapar y lleva a Tebas la noticia de la trágica muerte. Edipo no hubiera podido vencer a los tres de no haber sido como héroe que era ayudado por los dioses para que ocurrieran los hechos a los cuales ni ellos podían sustraerse.
Como consecuencia de esta irreparable pérdida Creón o Creonte, hermano de Yocasta, ocupó el trono vacante de Tebas. Poco después un horrible monstruo: la Esfinge que poseía cabeza y senos de mujer, cuerpo de perro, garras de león, alas de águila y una cola provista de un mortífero dardo ensangrentó el país tebano como castigo enviado por Hera ante las constantes infidelidades hacia los dioses. El terrible engendro se colocó cerca de las puertas de la cuidad y a todo viajero que pasaba delante le proponía difíciles enigmas. Los desgraciados al no encontrar la solución eran devorados impunemente y arrojados sus restos por la Esfinge a las olas del mar.
Tantos estragos había causado el monstruo que Creón publicó un edicto en el que manifestaba la intención de casar a su hermana viuda con el que librara al país de aquella plaga. Anunciaba a su vez la intención de entronizar a Yocasta y el salvador de la región y retirarse él del poder, cuando ya uno de sus hijos había perecido ante el singular animal.
Edipo que se hallaba camino a Tebas oyó el pregón y como no tenía su vida en mayor estima a causa de las revelaciones del Oráculo se dirigió hacia donde se hallaba la Esfinge con objeto de que le planteara un enigma.
El monstruo no se hizo de rogar y le preguntó:"¿Cuál es el animal que tiene cuatro pies por la mañana, dos al mediodía y tres por la tarde?" Edipo al escucharlo se sonrió ya que encontró facilísima la respuesta:
"Este animal es el hombre -le manifestó-, pues por la mañana, es decir, en su infancia anda con pies y manos, o sea, a gatas, con las cuatro extreminades, al mediodía, esto es, en la plenitud de la edad se sostiene sobre sus dos piernas y en la tarde de la vejez, necesita un bastón para apoyarse, es decir -tres pies, tres apoyos-."
No bien Edipo hubo pronunciado estas palabras la esfinge se lanzó al abismo desapareciendo para siempre. Edipo recibió en recompensa el reino de Tebas y la mano de Yocasta todavía joven de buen ver, que era su propia madre. Yocasta le dió cuatro hijos, dos de ellos gemelos: Eteocles y polinices varones, y dos hembras, Antígona e Ismene.
Durante algunos años Edipo ignorante de todo, gobernaba a su pueblo junto con Yocasta. Sin embargo, el incesto por inconsciente que fuera terminó por atraer la cólera de los dioses. Una espantosa epidemia se abatió sobre Tebas: las crías de los animales y los hijos de los humanos se deshacían en el seno de sus madres; los frutos se corrompían; las simientes se pudrían en la tierra antes de germinar. Los tebanos buscaron protección en su soberano, al cual desde la aventura con la Esfinge lo tenían como protegido de los dioses. El decano de los sacerdotes se presentó ante Edipo y le expuso la negra situación por la que atravesaba el país. Este les contestó que le afligía mucho contemplar todo aquel estado y que intentando buscar solución había enviado a su cuñado Creonte a que consultara el Oráculo. Todavía no había terminado la entrevista, cuando regresó Creonte comunicando que por orden de los dioses la peste no terminaría hasta que se hubiera descubierto y castigado al culpable del asesinato de Layo.
Sin sospechar nada, Edipo decidió entonces investigar la muerte de su antecesor y pregonó por todo el reino que si alguien tenía algún indicio sobre quien era el culpable que lo manifestara y sería espléndidamente recompensado. Paralelamente envió a buscar al adivino Tiresias, cuyas artes solamente era superadas por Apolo. Se presentó Tiresias y Edipo lo condujo ante el pueblo, comunicándole a que le ayudara a encontrar al asesino. Ante esas palabras Tiresias prorrumpió en lamentos: "¡Es horrible saber aquello que sólo traerá desgracias cuando se sepa!" Edipo no comprendía tanto desconsuelo e incluso llegó a acusar al adivino de encubridor.  Finalmente, Tiresias no pudiendo resistir más manifestó: "No hables más puesto que tú eres el regicida y vives además en relaciones abominables".
Yocasta no quería dar crédito a tales palabras y replicó acremente al adivino diciéndole que aquello no era posible ya que los que se dedicaban a tal oficio prácticamente nunca acertaban, puesto que habían predicho que sería el propio hijo el que mataría a Layo y sin embargo, éste había sido asesinado por unos bandidos y su hijo, abandonado en un lugar desértico, había muerto a los tres días. Entonces el semblante de Edipo se nubló e inquirió en más detalles: "¿Dónde murió exactamente el rey?" "En una encrucijada de caminos y en un lugar en que la vía hacia Tebas se hacía más angosta."
"¿Cómo era?" La propia Yocasta se lo describió y para aseverar más sus palabras mandó llamar al criado que en la mayoría de versiones huye despavorido tras contemplarla escena y que al parecer era el mismo que había abandonado a Edipo recién nacido en el bosque.
Antes de que éste llegara fue introducido un emisario de Corinto que comunicó a Edipo la muerte de Pólibo rogándole que regresara a aquella cuidad para hacerse cargo del trono. Edipo y Yocasta respiran, si Pólibo es el verdadero padre ha fallecido de muerte natural y el Oráculo no se ha cumplido, pero queda la segunda parte de la maldición ¿Y si al regresar a Corinto termina cometiendo incesto con la reina viuda? El emisario entonces intentando tranquilizarle le dice que no se preocupe ¡que Pólibo no es su verdadero padre! ¡Que él fue un niño recogido de una rama de un árbol en la que pendía por los pies y de resultas de lo cual éstos le permanecieron hinchados durante mucho tiempo!.
Edipo ya no pudo más. Sus últimas esperanzas se desvanecieron y apareció la verdad al desnudo. Enloquecido se precipitó como un enajenado por todos los aposentos de palacio en busca de Yocasta, que rápidamente había huido horrorizada. Cuando llega ante ella, la encuentra sin vida pues se había suicidado. Edipo entonces para no ver más las terribles desgracias que había acarreado se saca los ojos con el prendedor del vestido de Yocasta. Acto seguido manda que le presenten ante el pueblo de Tebas como parricida, incestuoso, maldición del cielo y estigma de la tierra. Los criados obedecieron, pero el pueblo recordando lo justo y generoso que había sido hasta entonces no sintió la más mínima aversión, sino una compasión infinita. Edipo entregó el trono a Creonte, su cuñado, en calidad de regente de sus hijos. Solicitó una tumba para inhumar los restos de su madre y esposa y se desterró voluntariamente.
El mito de Edipo, que el médico vienés padre del Psicoanálisis S. Freud (1856-1939) aplicó al complejo de edipo (amor del hijo a la madre y aversión contra el padre considerándolo un rival) sólo funciona a partir del momento de la catástrofe: suicidio de Yocasta y autoceguera de Edipo. - me parece importante acá hacer algunas precisiones sobre el tema, hay que entender que Freud toma el mito para hacer una analogía de lo que pasa a nivel inconsciente con el humano y con eso se abre el abanico de toda una teoría y práctica compleja, que sería un irrespeto ante la misma decir apresuradamente que es que el "niño se enamora de la madre y quiere matar al padre", eso es una superficialidad peligrosa y una ignorancia ciega -. Otro mito que redime en cierto modo toda esta tragedia: la ternura filial de Antígona, una de las hijas de Edipo. Nada la importa que sea una hija nacida de una unión aberrante, es decir de madre e hijo. Su padre es víctima del destino y ha obrado inconscientemente (la negrilla es mía). Es un hombre triste y desgraciado que abandonado necesita la mayor comprensión y cariño.
También Ismene comprende a su padre y se queda en casa para abogar en su favor, pero el peso del sufrimiento lleva a éste a Antígona. La doncella acostumbrada a los refinamientos de la corte, pasó innumerables fatigas, pero siempre con la alegría de ayudar a su padre. Ella fue guía y báculo de Edipo en su vagar por los caminos. El Oráculo le había concedido un rayo de esperanza puesto que los dioses al considerar que sus faltas eran involuntarias le auguraron que el castigo no sería eterno. Vivieron de las limosnas de las gentes compasivas y con una gran pobreza y frugalidad.
De país en país llegaron hasta una aldea del Atica muy alegre, llena de vides y olivos. Cansado por jornada tan fatigosa, el ilustre ciego se sentó a descansar en una piedra. Al poco rato pasó un lugareño y sorprendiéndose de aquella extraña pareja les indicó que debían marcharse de allí porque era lugar sagrado. Edipo por los datos que le ofrecía se dió cuenta de que había llegado al término de su viaje, ya que el Oráculo le manifestó que sus penas finalizarían en cuanti llegara a la región habitada por las Euménides y aquello era Colono en donde se decía que moraban estas terribles diosas de la Venganza. Protectoras del Atica cuando se las aplacaba se conformarían con las penalidades llevadas hasta entonces por Edipo como reparación de sus crimenes o continuarían comportándose como Furias perseguidoras que era el aspecto que tomaban más frecuentemente?.
La noticia de que un anciano vestido con miserable ropaje pero de majestuoso aspecto se había establecido acompañado de una joven en el sagrado bosque consagrado a las Furias, corrió con rapidez por el pueblo cercano y una multitud se dirigió hacia el lugar no con muy buenas intenciones, al considerar el hecho como una profanación. Antígona y Edipo intentaron aplacar a la multitud enfurecida. Entonces llegó Ismene a galope de un esbelto corcel y tras abrazar a su padre y hermana les comunicó que sus hermanos Eteocles y Polinice, no contentos por expulsar a su padre habían roto el compromiso pactado entre ambos por el que reinarían en Tebas cada año alternativamente. Eteocles terminado el plazo se habían negado a dejar el trono. Polinice tras casarse con la hija de Adrastro, rey de Argos en el peloponeso, había reclutado un ejército e invadido Tebas en son de guerra.
"Hemos consultado el Oráculo -continuo Ismene- y nos ha avdertidoque para evitar una guerra fratricida había que traer al padre de los dos contendientes vivo o muerto."
Edipo preguntó a Ismene en caso de regresar a su país sería enterrado en una digna sepultura. Ismene le contestó que por ella no había problema, pero para los demás sus crímenes eran tan horrendos que no le permitirían ser inhumado en tierra tebana. Comprendiendo el desgraciado anciano que la ambición de sus hijos era superior  a su amor filial, les maldijo y solicitó a los habitantes de Colono que contemplaban con gran espectáculo todo lo sucedido, asilopara él y sus amadas hijas.
Casi no habían descubierto a Edipo y a Antígona descansando en la piedra sagrada, anunció que había corrido a avisar al monarca de Atenas, capital de la región emplazada no lejos de los acontecimientos. El soberano que a la sazón era nada menos que Teseo, acudió con su séquito presuroso para saber más detalles. Descubrió al ciego y le preguntó cuál era el objeto de su viaje. Edipo le replicó que su único motivo era terminar sus días en aquel lugar y después ser enterrado dignamente, cosa que reportaría grandes beneficios para su reino. Teseo le invitó a trasladarse a su propio palacio, pero Edipo prefirió quedarse en Colono para cumplir su destino.
Poco después, llegó su cuñado Creonte con gente armada con el propósito de llevarse por la fuerza a Edipo para Tebas. Este no sólo se resistió sino que le conmino que anunciara a sus dos hijos que por su comportamiento la única tierra que poseerían sería la de su propia tumba. Creonte dijo a sus solados que prendieran a Edipo, pero los habitantes de Colono se lo impidieron. Entonces Creonte se apoderó de Antígona e Ismene como rehenes. Suerte que Teseo con su tropa terminó por liberarlas y obligó a Creonte a renunciar a la empresa.
Los sobresaltos de Edipo no habían terminado. Se le anunció entonces que un nuevo pariente solicitaba una entrevista. El anciano comprendió que era Polinice el hijo destronado el que deseaba verlo y rehuyó su encuentro. Una vez más la bondad de Antígona logró que padre e hijo se entrevistaran. Polinice se abrazó a las rodillas de su padre y le solicitó su perdón explicándole cómo tras ser expulsado por su hermano cuando había llegado el tiempo del relevo del trono, se había refugiado en Argos y casándose con la hija de su rey no solamente había obtenido su apoyo, sino el de siete príncipes más. (pie de página eliminado por su falta de importancia para este escrito). Pero para obtener el éxito necesitaba el regreso de su padre.
Edipo inflexible, contestó a Polinice que ahora ya no era tiempo de ruegos, que sino hubiera sido por sus dos hijas hubiera ya perecido miserablemente y nadie le hubiera enterrado en tierra sagrada, ya que tanto él como Eteocles le habían expulsado de la cuidad como un perro. Y terminó maldiciéndole una vez más: "Yacerás en tu sangre como tu hermano en la suya".
Antigona, entonces intentó que su hermano se quedara en Argos junto a su esposa y que no se desencadenara una guerra civil. Pero la respuesta de Polinice fue negativa aduciendo que se hallaba en juego su honor y que lucharía contra Eteocles hasta la muerte. Dichas estas últimas palabras montó en su carro y se alejó.
Al poco tiempo, la tierra tembló. Edipo compredió que había llegado el final de sus días. Hizo llamar  Teseo y en su presencia bendijo a la cuidad de Atenas.
Se internó después con paso firme, como si un milagro le hubiera devuelto la vista, hacia el interior del bosque de las furias o Enirias y llegó a una cueva cuyo umbral se hallaba revestido de bronce y que según la tradición comunicaba directamente con el reino de Hades. Tomó uno de los senderos abiertos dentro de ella hasta que llegó a donde se hallaba una gran piedra. Allí se despojó de sus andrajos se lavó cidadosamente y se vistió con un traje limpio, traído por sus hijas. De pronto se escuchó un pavoroso estruendo que llenó de temor a Antígona e Ismene, las cuales se abrazaron temblorosas a su padre. Este con vos firme les dijo:"¡Hijas mías a partir de este momento ya no tenéis padre!" Los sollozos de las muchachas se interrumpieron al oír una voz increpando: "¡Edipo! ¿Qué esperas?" Edipo confió a Teseo las dos hijas y ordenó que ambas se alejaran de allí sin volverse. Teseo quedó momentaneamente junto a él y pudo atisbar como la tierra se entreabría con suavidad y recibía a Edipo sin causarle violencia ni dolor. El Oráculo había predicho que mientras no se descubriera el lugar de la muerte de Edipo, Atenas sería próspera.
Teseo que en el último trance de su amigo había intentado ocultar la cara con las manos, levantó éstas al cielo para implorar clemencia de los dioses y acabada la plegaria alcanzó a las doncellas que se habían adelantado, dirigíendose a su palacio, sumido en el dolor y en hondas meditaciones.
Tiempo después, Eteocles y Pólinice entablaron la batalla definitiva pereciendo los dos en el combate singular al que ambos se retaron. Creonte que reinó nuevamente en Tebas concedió el honor de dar sepultura a Eteocles, pero no a Polinice, por haberse aliado con los enemigos de su patria contra ésta. Una vez más, la orden sublevó la piedad de Antígona que había regresado a Tebas después de la muerte de su padre. Enterrado Creonte apostó a su guardia con el fin de que sorprendieran a Antígona cuando lloraba sobre las cenizas de su hermano que había sepultado en la tierra para que tuviera eterno descanso. La abnegada joen fue condenada a ser enterrada viva. Pero la valerosa Antígona eludió esta afrenta ahorcándose. El hijo de Creonte, Hemón que amaba a la joven se suicidó también al conocer lo sucedido.
Tal es la historia de este héroe desgraciado y de su descendencia. Y aunque la voluntad, que es la que hace el crimen, no tuvo parte alguna de culpa en lo sucedido, los poetas considerando que la maldad, aun siendo involuntaria, empaña el alma y no hay lugar para la rendición han situado a Edipo una y otra vez en el Tártaro en medio de los grandes delincuentes. ¡Pobre Edipo! ¡pobres familiares suyos! a todos alcanzó la inexorable rueda del Destino y ni los mismos dioses pudieron evadirlos del trágico final presentido y predestinado desde un principio.
Desde los grandes trágicos griegos clásicos por excelencia Esquilo, Sófocles y Eurípides hasta la actualidad, las figuras de Edipo y Antígona han sido inmortalizadas una y otra vez por la Literatura de todos los países y de todos los tiempos. Séneca continuó esta tradición a partir del siglo I de nuestra Era y autores como Corneille (1659), Racine (1644) Voltaire (1718) y Alfieri (1783) mantuvieron viva su memoria. En nuestro siglo escritores como J. Cocteau (1934), B. Brecht (1948) y S. Espriu (1959) han renovado su memoria. También la música y finalmente el Sétimo Arte se ha apoderado de dichas figuras conservando el hondo patetismo que las ha hecho inmortales, de forma que a buen seguro, lo que los dioses y el Destino negaron a Edipo, los hombres se lo han concedido: el don de la Inmortalidad y el recuerdo de la dulce Antígona, que perdurará para siempre."
 
Así termina la versión de Edipo más detallada y con personajes como Teseo y la Esfinge.
 
Texto estraido el 3 de septiembre del 2012 de MITOLOGÍA GRIEGA - Dioses, héroes, monstros y leyendas de la grecia clísica (1987) Ed. Edicomunicaciones, S.A. Barcelona, España.
 
Carlos Enrique Correa Lagos - Psicólogo