Haré un paréntesis en este espacio para expresar algo, ya lo he hecho en otro momento.
Algo
para decir:
En este momento me quiero
dirigir a los presentes para poner un poco de mi sentimiento afuera, darles
esto que no es tan mío, ustedes hacen parte, hacen parte y por eso están aquí,
porque son parte de lo que trataré de expresarles:
Hace algún tiempo era sólo
un joven al que la vida se encargó de poner un obstáculo intenso, éste
consistió en el encuentro, la visita y la charla íntima con la muerte, un alto
en el camino, un silencio y la experiencia. Causé sufrimiento y mucho llanto a las
personas que más amo, en un momento todo el universo que me rodeaba fue
impactado por ese encuentro del que les hablé anteriormente… dejaré para
profundizar en esas personas unas líneas más abajo.
Ahora nueve años después de
la tormenta que poco a poco se fue acallando me encontré con una persona más
madura, ya tenía intentos de barba, sus huesos más largos y un brillo en los
ojos que daban la sospecha de que lo que se venía era lo mejor. Efectivamente,
estoy hablando de mí, de ese al que llaman Kike, unos Carlos, Enrique y otros
de otra manera, pero soy el mismo.
Ésta noche quiero hacerlos
parte del sentimiento que antes mencioné, si es posible ponerle palabras, lo
que les puedo decir que es lo más parecido a una mezcla entre alegría, emoción,
nostalgia y gratitud, con cada uno de los presentes y de los ausentes también,
no me alcanzaría ni ésta hoja ni otras para plasmarlo, porque simplemente el
contenido del afecto se siente, no se dice.
Ahora quiero nombrar a las personas que son más que simples personas en mi vida, sin ellos la existencia no me hubiese sido dada, es el Señor Hernando Correa Méndez y la Señora Luz Elena Lagos Pérez, mis padres, sin su amor el que les lee esto simplemente no existiría y nada de esto estuviese pasando, lo que siento por ellos es tan inmenso como el universo mismo, si existen los ángeles mi madre es el mío, una guerrera como ella no se encuentra fácilmente y si existe, es una guerrera diferente, ya que ella es única. Mi padre es el complemento de la primera, un gladiador, un verdadero guerrero, y el luchador que más admiro, ha librado muchas batallas con el destino; y es por eso que están juntos, la batalla que quizás marcó nuestras vidas fue la prueba con la que comencé éste escrito. Nuestra historia se asemeja a la Odisea, con Ulises como protagonista, Penélope y el cambio de Telémaco a su espera. Una historia de amor y de tristezas que al amanecer es alegría.
Espero que me alcance la
vida para agradecerles todo lo que han hecho por mí, ustedes dos que han sido
mis guías, mis ejemplos, y por ustedes dos soy lo que soy.
Después de ellos, Gracias a mi analista, a mi familia que también estuvo presente en ese momento, por darme su
apoyo, gracias a mi abuela Lucila Pérez Alcalde y a mi abuelo Francisco (pacho)
Lagos que seguramente está presenciando esto con nosotros, a mis tías y tíos, a
mis primos, a mis compañeros, amigos y colegas, a mis vecinos, a mis gatos Yako y pequeño pancho, a
los que fueron mis perros tapuncho y tattoo y a todos los que tienen que ver conmigo.
Ahora en esta noche con
ustedes, se presenta un Psicólogo que ha conocido la vida y la muerte, que
luego de todo el recorrido por éstas, les dice que lo que no se enfrenta con
valor muere y lo que muere seguramente lo hace porque se dio por vencido o tal
vez por el azar, muy pocas veces por el azar.
Ya nos veremos en el camino…
eternamente, gracias.
Escrito
el 23 de septiembre del año 2012 a las 5:05 de la tarde.
Carlos Enrique Correa Lagos - Psicólogo egresado de la Unab - Cue
No hay comentarios:
Publicar un comentario