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martes, 18 de septiembre de 2012

76 - El carácter psiquico del dinero (*La cultura del dinero)

 
 
Pasando por alto la trascendencia que tuvo la llegada de los españoles en el año 1492, el gran saqueo que llevaron a cabo durante cincuenta años y muchos más elementos históricos, para la conformación del dinero, se citará y se hablará a continuación de la cultura del dinero, consecuencia de la colonización.
 
"La cultura del dinero:
 
España y Portugal enfrentaron múltiples dificultades a la hora de administrar el oro y la plata que extrajeron de las Américas con posterioridad a 1500, pero otros lugares del mundo sacaron provecho de ello. La difusión del oro y la plata de América a través del Atlántico y el Pacífico inauguró la era comercial moderna. Durante los siglos dieciséis y diecisiete, las monedas de plata y hasta las de oro se hicieron asequibles como nunca antes en la historia. A contar de entonces, el empleo de monedas confeccionadas con metales preciosos ya no se limitaría a las personas de fortuna. Desde esa época el panadero podría utilizar monedas para adquirir harina del molinero, quien las empleaba a su vez para comprar trigo al granjero, quien las utilizaba para comprarle el pan al panadero. -se nota aquí la dinámica de intercambio de un objeto que en sí mismo no tiene valor, apartado de contexto, no sirve-. El carnicero y la tejedora, el carretero y la costurera, el cochero y el tonelero comenzaron a comprar sus materiales con dinero y a vender sus productos a cambio de dinero, y con menos frecuencia a intercambiarlos por otros bienes y servicios. Cada vez más se pagaba los impuestos y diezmos en dinero antes que en productos.
Tal como la revolución bancaria había aumentado la cantidad de dinero circulante e incorporado a los mercaderes de toda Europa occidental en un único sistema comercial y financiero, el aumento de monedas de plata en circulación incorporó a las clases menos favorecidas al sistema. El descubrimiento de la gran riqueza de las Américas tuvo un impacto mucho más inmediato en la vida de la gente común que el que había tenido la revolución bancaria precedente. Los oficios que tradicionalmente habían dependido del dinero -soldado, pintor, músico y preceptor- se centraron más todavía en el pago del servicio y menos en la práctica de intercambiarlo por otros servicios, como pensión completa o raciones de pan, alcohol o sal. Incluso las prostitutas y los posaderos comenzaron a mostrarse cada vez más renuentes a aceptar productos y mercancías como forma de pago; todos querían monedas de oro y cuando menos de plata.
En el siglo diecisiete en particular, la nueva redistribución de la riqueza dio origen a una vasta clase media formada por mercaderes. Ellos originaron a su vez oficios enteramente nuevos y centrados en el dinero. Al expandirse la actividad bancaria, aparecieron los intermediaros o brokers, que se especializaron en la compra y venta de cualquier cosa, desde los bienes raíces a una participación en una expedición comercial a China. Y también agentes de seguros especializados en dividir el riesgo asociado a un único viaje entra varios de ellos.
Todos esos nuevos oficios crearon fuentes de riqueza que hasta entonces eran de escasa magnitud e importancia o enteramente desconocidas dentro de la sociedad aristocrática. En  la sociedad feudal, la riqueza se derivaba, privilegios y tierras otorgados por el monarca o arrebatados por la fuerza durante las guerras. Ahora, individuos sin ningún titulo, concesión o porción de tierras tenían más dinero para gastar que los viejos aristócratas. En una era en que el arte de la guerra era cada vez más responsabilidad de un ejército profesional antes que de la clase noble, los mercaderes en alza se vieron en posición de adquirir grandes porciones de tierra que no era preciso conquistar a través de la confrontación. En el sistema social emergente, a la acomulación de una fortuna familiar le seguía cada vez más un título y privilegios y la cuidadosa realización de matrimonios ventajosos.
La mayor disponibilidad de monedas facilitó asimismo el comercio internacional y los nexos financieros que poco a poco comenzaron a interrelacionar las economías regionales. Los mercaderes de toda Europa no aceptaban las letras de cambio de los banqueros, pero estaban dispuestos a aceptar las nuevas monedas de plata fundidas en Perú o en México. El mayor impacto inicial ocurrió en Africa, donde la nueva riqueza estimuló el mercado tradicional de esclavos, que creció más que nunca. Con gran celeridad, una vez abierta la espita de la riqueza de América, Africa se convirtió en un vértice del comercio triangular con Europa y América. Los esclavos africanos iban a parar a las plantaciones caribeñas, la plata americana y el azúcar caribeño iban a parar a Europa, y buena parte de la plata y los bienes manufacturados europeos iban a Africa para comprar más esclavos y embarcaciones rumbo a América.
Durante el siglo dieciocho, los nexos comerciales se extendieron desde el Atlántico norte y la franja media del Atlántico hasta incluir el océano Pacífico y el Indico, y finalmente incluso el Artico. La red se amplió a partir del comercio de esclavos para abarcar el de especias con el sur de Asia, el comercio de seda y porcelana con China, el tráfico de opio con India y el comercio de pieles con Siberia, Canadá y Alaska.
Con la conquista de América, España abrió una tubería que comenzó a bombear un torrente de plata a la economía mundial, pero España fue incapaz de controlar el flujo. Y ningún emperador chino o sultán otomano, ningún sha de Persia y ningún zar ruso resultaron más capaces que los monarcas españoles a la hora de canalizarlo y controlarlo. España había liberado una potencia que ahora corría por todo el globo y operaba con fuerza propia, con independencia de la Iglesia y el Estado. La riqueza de América se había desbocado. El mundo nunca volvería a ser el mismo."
 
Es así como España la gran violadora (no madre) patria, pagó el precio por robar el oro de los indígenas de las Américas, fue como una gran maldición otorgada por el diablo (en creencias de los Bolivianos), y como toda maldición ejecutada con la rudeza del destino, ni España quedó con los privilegios porque a la vez fue robada por varios países del mundo y también el mundo quedó con la suerte del dinero, no siempre buena.
 
Ahora el dinero salió de los ricos o aristócratas al pueblo, a la gente pobre para que ya éstos últimos con el poder que adjudica el mismo, pudieran entrar a competir como también a ganar.


*Weathweford, J. (1997) La historia del dinero. de la piedra arenisca al ciberespacio. Editorial: Andrés Bello, Barcelona, España.

Carlos Enrique Correa Lagos - psicólogo

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